Los donativos llegaron y salvaron a Myriam - Alfa y Omega

El 19 de enero de 2017 contaba en mi blog el periplo de Myriam, y pedía ayuda para conseguir lo indispensable y salvarle la vida. Poco a poco empezaron a llegar donativos: 100, 125, 320 euros… así hasta llegar a 1.465 y… ¡hasta una familia de Madrid con cinco hijos que quería acogerla! La ayuda va a permitir a la pequeña Myriam, no solo disponer de la leche necesaria para todo el año, un termo, biberones y algo de ropa, sino también ayudar a su familia para que a la pequeña no le falte un hogar.

Dado el estado de la niña, su abuela la trajo aquí. Después de unos días en el hospital, Myriam fue dada de alta a condición de seguir asistiendo regularmente para el seguimiento. Nos llevamos un susto cuando, poco después, desaparecieron del poblado. Días más tarde supimos que la abuela había cogido a su nieta y se había ido haciendo 90 kilómetros a pie hasta las afueras de su poblado de origen. Pudimos contactar con un agente de un centro de salud cercano y la localizamos. Estaba en el campo, cultivando para conseguir algo para comer para ella y para el hijo que tiene aún en casa. Después supimos que la madre de Myriam no ha muerto, sino que había tenido un aborto natural de gemelos y, cuando se puso enferma tras el parto de Myriam, creyeron que era un problema de un maleficio de la familia paterna, por lo que decidieron abandonarla. Se la devolvieron a la abuela, que es la madre del padre de Myriam. La abuela ha hecho de todo por salvar a su nieta. Ahora estamos intentando que su madre pueda recuperarse en nuestro hospital y que se puedan reconciliar las dos familias, pero hay que rezar, porque las dos cosas son muy difíciles.

Gracias a la ayuda de tantas personas, la abuela de Myriam con el hijo a su cargo y la pequeñita han regresado y se han instalado en Kanzenze, en nuestro poblado. Pronto vivirán en una casita de modesto alquiler, y ella tiene un pequeño contrato que, junto a las labores del campo, le permitirá salir adelante. El padre de Myriam también se va a instalar aquí y dedicarse a la agricultura.

Mientras algunos construyen muros de miles de kilómetros y se defienden en su espacio como si de una fortaleza inexpugnable se tratara, mientras se cierran las fronteras olvidando que el otro podría ser yo, otros construyen puentes que hacen posible que, otras personas, como la pequeña Myriam, puedan vivir una existencia mejor.