Gracias a la colecta de este Viernes Santo, 1.650 familias de Alepo seguirán teniendo comida - Alfa y Omega

Gracias a la colecta de este Viernes Santo, 1.650 familias de Alepo seguirán teniendo comida

La guerra en Siria e Irak ha hecho de la atención a las víctimas una prioridad para la Iglesia en Oriente Medio. La Colecta a favor de Tierra Santa es una de sus principales fuentes de financiación. Solo el año pasado, la Congregación para las Iglesias Orientales destinó a estos países un millón de euros

María Martínez López
Foto: Padre Firas Lufti

«Cada día nos interpelan, y no podemos olvidarlos, los rostros de miles de niños y jóvenes en edad escolar que han escapado de la violencia y persecución sufridas en Siria e Irak», y que han sido acogidos en los países vecinos gracias a la Colecta a favor de Tierra Santa que se celebra el Viernes Santo.

Todos los viernes santos, cuando el corazón de los cristianos se orienta hacia Jerusalén, la Iglesia les recuerda que ellos también son responsables del mantenimiento de los Santos Lugares y del sostenimiento de sus hermanos de Oriente Medio. El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales subraya, en su carta sobre la colecta de este año, un rostro a menudo desconocido de esta labor.

En los últimos años, una de las prioridades de los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, principal beneficiaria de esta colecta, es ayudar a las víctimas de la guerra en Siria e Irak. Solo en Alepo, por ejemplo, la parroquia franciscana ha reparado 120 viviendas, ha repartido alimentos a 1.650 familias y agua a otras 540, y ha pagado la luz de 840 hogares.

Además, se rehabilitó una planta del hospital franciscano Al Rajaa, en una ciudad en la que en los momentos más difíciles de la batalla entre el Gobierno de Bashar al-Assad y los rebeldes no hubo casi ningún hospital funcionando. Esta realidad se refleja en el cartel de la colecta de este año, que muestra la Misa de Navidad que volvió a celebrarse este año en la catedral maronita de San Elías, en Alepo, por primera vez desde el inicio de la guerra.

En números rojos

La atención a sirios e iraquíes sigue en los países limítrofes en los que se buscan refugio. Por ejemplo, en el Líbano hay plazas para acoger a 35 familias temporalmente mientras esperan visados para entrar en otros países. Además, se ha escolarizado a 50 niños y jóvenes.

La Congregación para las Iglesias Orientales, que recibe el resto de lo recaudado en la colecta, también ayuda a las víctimas de la guerra. En el curso 2015-2016, por ejemplo, envió más de un millón de euros a Siria e Irak, de los cuales dos tercios fueron subvenciones extraordinarias debidas a la guerra.

Estos gastos han contribuido a que las cuentas de la Congregación sean deficitarias, pues la colecta de Viernes Santo es su única fuente de ingresos. Si el curso pasado recibió 6,8 millones de euros, sus gastos –que también incluyen la formación y el sostenimiento de seminaristas y sacerdotes y la realización de actividades educativas y culturales– alcanzaron los 9,5 millones.

Un Sepulcro renovado

En Siria, Irak y Egipto se vive con más fuerza el ecumenismo de la sangre y «cada fiel ha de luchar todos los días contra la tentación de abandonar la propia tierra, o incluso la propia fe». Pero en el resto de la región, los cristianos «frecuentemente se ven sometidos a formas de opresión y de discriminación que minan día tras día sus condiciones de vida».

También el éxodo de cristianos amenaza la presencia de la Iglesia en estos lugares, donde «ininterrumpidamente a lo largo de los siglos –recuerda el cardenal Sandri–, también al coste de grandes sacrificios y del martirio, ha continuado estando presente una comunidad cristiana».

La Colecta por Tierra Santa es la principal fuente de sustento de la vida que se desarrolla en torno a los santos lugares, y el instrumento de la Iglesia para estar al lado de los cristianos desde Etiopía hasta Turquía, desde Irán hasta Palesstina. Uno de los fines de esta colecta es el sostenimiento de los templos, en muchos casos relacionados directamente con la vida de Jesús. Este año, este objetivo se ha visto de forma muy palpable con la restauración completa del edículo del Santo Sepulcro.

Foto: EFE/Abir Sultan

Evitar el éxodo

Otra prioridad es ofrecer a las familias medios para que no emigren: fundamentalmente, trabajo y vivienda. La Custodia de Tierra Santa da empleo a 1.300 trabajadores locales, y además promueve talleres de formación laboral, como la artesanía de la madera, el nácar y la cerámica. Además promueve la educación, con numerosas escuelas. El año pasado, se construyó una nueva en Caná y se reformaron cuatro en lugares como Jericó y Jerusalén.

El segundo pilar es la vivienda, un problema para los cristianos palestinos sobre todo en Jerusalén. Los terrenos escasean, hay mucha especulación y ni los judíos ni los musulmanes están dispuestos a venderles ni alquilarles apartamentos. El curso pasado, la Custodia construyó o rehabilitó 10 edificios y 414 apartamentos en esta ciudad y en otras como Nazaret.