José Luis Lacunza: «Aportaré mi vida de Iglesia en sintonía con los pobres» - Alfa y Omega

José Luis Lacunza: «Aportaré mi vida de Iglesia en sintonía con los pobres»

Nacido en Pamplona, don José Luis Lacunza lleva 44 años en Panamá, 30 de ellos como obispo. El próximo día 14, será creado cardenal, junto con otros 3 obispos iberoamericanos. El objetivo del español, conocido por su pluma valiente en tiempos de la dictadura militar, en que tuvo importante papel ante unas elecciones amañadas, y por la defensa de los derechos de los indígenas, es aportar «la experiencia de Iglesia cercana, que sintoniza con los pobres, abierta y acogedora»

Cristina Sánchez Aguilar
Monseñor José Luis Lacunza, durante una charla en su diócesis de David

Un niño navarro que termina siendo el primer cardenal de Panamá. Singular historia.
Y tanto. Nací en Pamplona hace 71 años, en medio de una gran nevada. Cuando tenía 12 años, llegó a la escuela un sacerdote agustino recoleto, navarro también, para hacer promoción vocacional. Nos contó quiénes eran, y, sobre todo, su trabajo en América. Y nos animó a apuntarnos a una convivencia. Me apunté, y entre rezos, cantos y juegos, me llegó la vocación. Meses más tarde, los superiores enviaron carta a mis padres diciéndoles que, si quería, podía incorporarme al curso regular. Allí fui, el 25 de septiembre de 1956. Entré al Seminario Menor San José, de Artieda. De ahí, al noviciado en Pamplona y a estudiar Teología. Fui ordenado sacerdote en 1969, y mis superiores me mandaron a Madrid. Estuve cerca de dos años, y, en 1971, me enviaron a Panamá.

Y ya son 44 años los que lleva allí.
Los primeros 15 años los pasé en el colegio San Agustín, de la capital —que también se llama Panamá—. De ahí, llegué a la Universidad Católica como rector. Y, ya en 1986, me ordenaron como obispo auxiliar de Panamá. Después, la Santa Sede me nombró obispo de Chitré, donde estuve hasta 1999. En enero de ese año, falleció repentinamente el obispo de David, y la Santa Sede me nombró, primero Administrador Apostólico, y luego obispo titular. Y aquí estoy, en David. También he presidido la Conferencia Episcopal de Panamá en dos mandatos.

Terminó nacionalizándose.
En 1982. Era rector del colegio agustino por entonces, y pensé que nacionalizarme me facilitaría mi estadía en Panamá, y así tendría una presencia más acorde con la función que cumplía. Fue un signo de encarnación con la cultura y la realidad en la que servía.

¿Una cultura muy diferente a la de un navarro?
El hombre y la mujer panameños son muy extrovertidos, comunicativos y abiertos. Eso me sorprendía enormemente. El año que estudié en Madrid, daba clases en el colegio agustiniano Nuestra Señora del Buen Consejo; pasar de aquellos muchachos a los de aquí fue un cambio radical. Los jóvenes de aquí eran mucho más receptivos. Simpaticé rápidamente, porque soy muy dado a compartir. Me pasaba los recreos jugando al fútbol, arbitraba partidos…

Con nombramientos como el suyo, queda claro que el Papa no deja de mirar a Latinoamérica.
El Papa Francisco, además de ser latinoamericano por naturaleza, es hijo de la Iglesia de América Latina. Ha mostrado siempre su identidad por la causa de los pobres y marginados. Siendo Bergoglio, participó directamente en la vida de esta Iglesia, sobre todo en Aparecida. Ahora, los que vivimos Aparecida y manejamos el texto —yo participé representando a Panamá— sabemos que su magisterio va en la línea de lo que se vivió y se planteó allí.

¿Qué puede aportar su pastoral a Europa y al resto del mundo?
La idea de Aparecida, que nace de nuestra pastoral, es que la Iglesia entienda que, o es misionera, o no es la Iglesia de Jesús.

¿Y usted, personalmente, como cardenal?
Espero aportar la vida de la Iglesia en América Latina y Panamá, esa experiencia de Iglesia cercana, viva, que sintoniza con los pobres y marginados, abierta y acogedora.

Recibió el honoris causa de la Universidad de Chiriquí, por su mediación en la solución del conflicto que mantienen los indígenas que se oponen a la explotación minera e hidroeléctrica. Además, es un férreo defensor de la naturaleza…
Creo que en el tema ambiental hay que ser muy cuidadosos. Estoy esperando con mucha expectativa la encíclica que publicará, Dios mediante a mitades de año, el Papa Francisco. La naturaleza es un don de Dios para el hombre, pero éste es su administrador, no su depredador, y como tal debe entender que los recursos naturales son limitados y que son para beneficio de toda la Humanidad. Por otro lado, no podemos perder de vista que casi todas nuestras acciones humanas tienen alguna repercusión en la naturaleza y tenemos que velar por mitigar al máximo los daños que le causamos.

El Papa le ha enviado una carta después del nombramiento. ¿Qué le ha dicho?
Nos ha escrito a todos los cardenales. Nos dice que éste es un don para el servicio de la Iglesia. Que no lo olvidemos nunca. Aunque genere alegría y celebración, que eso es lógico y cristiano, nos recuerda que tenemos que tener cuidado de no dejar que entre por ahí la mundanidad. Y, literalmente, nos dice que eso es más peligroso que dar un trago de grapa en ayunas.

En Panamá, el ambiente es favorable, ¿no? De hecho, fue la primera diócesis del continente americano en tierra firme.
Sí. La primera es Santo Domingo, pero como isla. En Panamá acabamos de celebrar los 500 años de la creación de la primera diócesis. Este país tiene una historia muy larga de vida eclesial, y puede presumir de ser la puerta del Evangelio a la tierra firme americana.

El Presidente Varela se declara católico, y, de hecho, irá el 14 de febrero a Roma a su creación como cardenal. ¿Hay buena relación Iglesia-Estado?
De los 44 años que llevo en Panamá, casi 30 han sido como obispo. Y con altibajos, sí, pero siempre ha habido buena comunicación con las autoridades gobernantes. Los peores momentos fueron los de la dictadura militar, de 1987 a 1990. Los obispos denunciábamos las irregularidades, aunque nunca hubo más que eso, palabras. Varela está vinculado al Opus Dei, tenemos una buena relación y sí, me ha expresado su deseo de participar en Roma de mi creación como cardenal.

Cristianos panameños en una fiesta local. «Hay un catolicismo muy vivo en mucha gente», afirma el cardenal

¿Cómo son los católicos panameños?
Panamá es un país de tránsito —por el Canal— y, por lo tanto, multicultural y multiétnico. Muchos se han quedado aquí, porque es un país acogedor. También hay muchos estadounidenses, canadienses y europeos que escogen Panamá para hacer su vida de retiro después de jubilarse, por las condiciones ambientales y climáticas, y por el estilo de vida tranquilo. Eso también se nota en que no todo el mundo vive su vida cristiana de la misma manera. No todos responden con la misma intensidad. Hay un catolicismo muy vivo en mucha gente, y otros que lo viven de forma pasiva y más cultural.

¿A qué retos se enfrenta en su diócesis?
Fundamentalmente, al reto de las vocaciones. En David, somos 45 sacerdotes, y sólo 13 pertenecen al clero diocesano. El resto son religiosos. Y los religiosos obedecen a sus superiores en cuanto a presencia, permanencia y traslados de acuerdo a las necesidades de cada comunidad. Esto supone que, cuando están insertados en las problemáticas, los cambian, y genera inestabilidad. Además, llevamos diez años sin que se ordene ningún sacerdote diocesano. Aunque estoy contento, porque un chico acaba de terminar el seminario y la idea es que él se encargue, con su entusiasmo, de impulsar la pastoral vocacional.

El primer cardenal panameño y, también, el primero agustino recoleto. Toda una responsabilidad…
Así es, el primero abre camino, y todos le miran. Muchos ojos están puestos en mí, y eso me genera una gran responsabilidad.

¿En qué se nota la marca de agustino recoleto?
En que ha marcado mi estilo de vida. Los agustinos recoletos nacimos como reforma de los agustinos en 1588 y, en aquel momento, la característica primordial era la comunidad. No nacimos con obras apostólicas, sino para vivir en monasterios. De allí, salieron a prestar apostolado a las realidades de alrededor del monasterio. Después, por exigencias de la Iglesia, primero en Filipinas y luego en América Latina, se nos pidió asumir obras concretas de apostolado. Así, nos hicimos cargo de parroquias, colegios…; se perdió un poco el espíritu original, pero, aun así, la vida agustinorrecoleta hace hincapié en esa dimensión de la vida comunitaria. También como agustino, aprendí desde niño que uno tiene que estar donde más útil sea para la Iglesia.

El primer cardenal de Panamá: también español

Escribe el Nuncio en Panamá, monseñor Andrés Carrascosa, español y de Cuenca:

El anuncio del Papa Francisco de la creación de nuevos cardenales en el Consistorio de los días 14 y 15 de febrero constituyó una sorpresa para muchos, sobre todo por la universalidad de la Iglesia que expresan los escogidos. Pero en Panamá la sorpresa fue mayúscula, pues por primera vez la lista incluye un obispo panameño, monseñor José Luis Lacunza Maestrojuán, OAR. Panameño, sí, aunque nacido en Pamplona.

Navarro recio, de un hablar franco y directo, se encarnó en este pueblo, al que sirve con una entrega total, y se nacionalizó panameño. Como obispo auxiliar de Panamá, tuvo que vivir tiempos de dictadura militar, en los que sus escritos valientes iluminaron las conciencias de muchos. Fundó lo que hoy es Justicia y Paz, y jugó un papel extraordinario ofreciendo credibilidad frente a unas elecciones amañadas.

Ha sido Presidente de la Conferencia Episcopal por varios períodos, además de Secretario General en sus primeros años episcopales. Trabajó en el seno del CELAM, donde le conoció y apreció el entonces cardenal Bergoglio. Como el Papa Francisco se toma en serio eso de las periferias, la lista de cardenales incluye obispos de países que nunca tuvieron un cardenal, como Panamá, y obispos de diócesis periféricas que no son capitales.

Es también el primer cardenal de los agustinos recoletos, Orden que lleva siglos enviando misioneros a lugares alejados. Ha sido impresionante ver la alegría del pueblo panameño, sin una sola voz discordante, sean de la religión que sean.

+ Andrés Carrascosa Coso
Nuncio Apostólico en Panamá