La Iglesia necesita la mirada de las mujeres - Alfa y Omega

La Iglesia necesita la mirada de las mujeres

¿Se reconoce suficientemente el valor de las mujeres como acogedoras de la vida humana?¿Las labores de cuidado siguen siendo sólo «cosa de mujeres»? ¿Qué espacios se proponen a las mujeres en la vida de la Iglesia?: a todas estas cuestiones y a muchas más se da respuesta estos días en Roma, durante la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura, bajo el lema Las culturas femeninas: igualdad y diferencia

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Desde ayer hasta el próximo sábado, la mujer va a ser la protagonista de un foro de debate en el Vaticano: la Asamblea Plenaria del Consejo de la Cultura reflexiona sobre Las culturas femeninas: igualdad y diferencia. Su Presidente, el cardenal Ravasi, ha subrayado que la intención de este encuentro es «recuperar la mirada femenina, que es específicamente suya. No se trata de proponer una oposición a una cultura masculina, sino subrayar la experiencia propia de las mujeres».

«Nuestra Plenaria se esfuerza por tratar de captar y comprender la especificidad femenina, al considerar temas como función, rol, dignidad, igualdad, identidad, libertad, violencia, economía, política, poder, autonomía, etc.», afirma el documento que el Consejo Pontificio utiliza como borrador de trabajo durante estos días, junto a las ponencias principales, todas ellas a cargo de mujeres del mundo de la universidad, del arte, la cultura, el deporte, la política…

El Consejo Pontificio de la Cultura reconoce que «existe una mirada sobre el mundo y sobre todo lo que nos rodea, sobre la vida y sobre la experiencia, que es propia de las mujeres», y aborda específicamente cuestiones relacionadas, como la conciliación laboral y familiar, la búsqueda de la paridad, las diferencias hombre-mujer en un plano de igualdad, la generatividad más allá de la maternidad, la uniformidad que impone la cirugía estética, el feminicidio, el aborto selectivo, la violencia doméstica…

Junto a todo ello, durante estos días también se buscarán respuestas en el campo de la presencia de la mujer en la Iglesia, preguntándose por el papel específico de la mujer en la vida eclesial, incluso en las mismas estructuras eclesiales. Concretamente, el documento de trabajo lamenta la «iconografía femenina obsoleta en la que las mujeres no logran reconocerse», pues hoy las mujeres «son trabajadoras, ocupadas como los hombres, y a veces más, porque muchas veces recae sobre ellas, además, el cuidado de la familia». A todo ello se tratará de dar respuesta durante estos días.

Papa Francisco: Más presencia femenina

El encuentro que se celebra estos días en Roma se enmarca dentro de la reflexión sobre la teología de la mujer, en cuya profundización lleva el Papa insistiendo desde el inicio de su pontificado. Ya en Evangelii gaudium, reconocía en la mujer «una sensibilidad, una intuición y unas capacidades propias», mencionando como ejemplo «la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad». También reconocía «con gusto» cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales, pero incidía en la necesidad de «ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia».

Insistió en ello a la vuelta de la JMJ Río 2013, cuando señaló: «Creo que no hemos hecho aún una profunda teología en la Iglesia. Sólo un poco de eso, un poco de aquello, lee la lectura, mujeres monaguillo, presidenta de Cáritas… Pero hay más, hay que hacer una profunda Teología de la mujer». Y añadía: «Una Iglesia sin mujeres es como el Colegio apostólico sin María. El rol de la mujer en la Iglesia no es sólo la maternidad, la madre de familia, sino que es más fuerte, es el icono de la Virgen, esa que ayuda a crecer a la Iglesia. Creo que debemos ir más adelante en la explicitación de este rol y carisma de la mujer en la Iglesia».

Más adelante, ha mencionado esta tarea en numerosas ocasiones, como cuando defendió, en la revista Razón y fe: «Es preciso profundizar más en la figura de la mujer en la Iglesia», afirmando también que, «en los lugares donde se toman las decisiones importantes, es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer, incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia».