Cristianos y musulmanes construyen Egipto... juntos - Alfa y Omega

Cristianos y musulmanes construyen Egipto... juntos

Desde Níger hasta Bangladés hay musulmanes dispuestos a defender a los cristianos incluso con su vida. Es el mejor fruto del diálogo y la colaboración entre ambas religiones. El Papa impulsará este acercamiento con su visita al país de los faraones

María Martínez López
Un grupo de jóvenes, en colaboración con la Asociación del Alto Egipto para la Cooperación y el Desarrollo (AUEED), realiza una representación a favor de la paz y la tolerancia en la ópera de Menia. Foto: AUEED

Lydia y Joumna, dos niñas de la localidad egipcia de Abu Korkas, son amigas íntimas. «Nos lo contamos todo. En clase nos sentamos juntas. A las dos nos gusta el arte. Estudiamos juntas» para llegar a ser médicas o profesoras, afirman. De momento, han sacado las mejores notas de la gobernación de Menia en el examen estatal de 6º de Primaria. Que dos chicas, cristiana y musulmana, compartan esta amistad no es algo casual. Es uno de los frutos del trabajo de la Asociación del Alto Egipto para la Educación y el Desarrollo (AUEED por sus siglas en inglés).

Tampoco es fruto del azar que, cuando en 2014 los Hermanos Musulmanes –apartados del poder el año anterior– lanzaron una oleada de ataques contra edificios cristianos en todo Egipto, fueran los propios musulmanes quienes protegieran otros dos colegios de la AUEED, en Menia y Asiut. «Nuestros hijos estudian en estos colegios», dijeron a los atacantes.

Esta asociación cristiana, fundada en 1940 por el jesuita Henry Ayrout, está presente en 150 pequeñas comunidades de cinco provincias. Escolariza a 12.500 niños en 35 escuelas, cuatro de las cuales además tienen el ciclo de Preparatoria, intermedio entre Primaria y Secundaria; además, da educación no formal a 2.500 niños y adultos (sobre todo mujeres) que no han accedido a la formación reglada. También ofrece atención sanitaria a 15.000 personas, formación laboral y microcréditos, sin distinción entre cristianos y musulmanes.

«Un objetivo muy importante de nuestra labor –explica su responsable, Dina Raouf Khalil– es difundir una cultura de paz y tolerancia», tanto en su labor educativa como a través de la cultura. «Los niños y jóvenes de ambas religiones aprenden y hacen arte, teatro, coro… juntos. Sus padres y otros miembros de la comunidad están invitados a sus actuaciones, y así también reciben este mensaje». Las actividades buscan promover la convivencia y recuperar el patrimonio artístico y cultural del Alto Egipto. Es una forma más de construir una identidad egipcia común a ciudadanos de todos los credos. En los últimos tiempos, intelectuales musulmanes han asumido como propio este objetivo de los cristianos de Oriente Medio.

La diferencia, los profesores

Toda su labor no sería posible sin muchos musulmanes «que comparten valores de paz y tolerancia similares a los nuestros» y trabajan codo con codo como profesores y en otros puestos. La implicación activa de los docentes en estos proyectos de promoción de la paz y la convivencia «es lo que marca la diferencia». Por eso cada año, con financiación de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, AUEED forma a casi 400 maestros y líderes juveniles en cómo trabajar estos valores con niños y jóvenes.

Es precisamente en las zonas rurales donde los Hermanos Musulmanes y los grupos salafistas tienen más presencia. «Allí hay más pobres y pueden manipularlos», explica el padre Rafic Greiche, portavoz de la Iglesia católica en el país. La labor de AUEED a favor del desarrollo y la tolerancia ha conseguido en gran medida, en opinión de Raouf, inmunizar las comunidades donde están frente al radicalismo. Además, «trabajamos con los líderes locales y hemos desarrollado relaciones muy buenas». Con todo, «cuando llegamos a una comunidad nueva, a veces encontramos resistencia de algunos líderes religiosos».

Vacuna frente al radicalismo

Raouf afirma que la prioridad para acabar con la incidencia del fundamentalismo en Egipto es «revisar el contenido de los libros de texto y la predicación de los imanes, como han pedido el presidente Abdelfattah al-Sisi y muchos líderes más abiertos. A cada vez más gente le disgustan las enseñanzas radicales». El padre Greiche afirma que ya existen proyectos en este sentido y «se han conseguido cambiar u omitir libros que atacaban sobre todo a los cristianos».

«Es una bendición que venga el Papa»

Es una de las consecuencias del rol que ha asumido la Universidad de Al-Azhar, estrechamente vinculada con el Gobierno, de promover un proceso de reflexión interna dentro del islam. Este año ha dejado dos muestras de ello: la visita en febrero de una delegación del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y un congreso pocos días después sobre diversidad, convivencia y ciudadanía, del que salió la Declaración de Al-Azhar sobre convivencia recíproca islámico-cristiana. Sostener este camino es uno de los motivos que llevan al Papa Francisco a El Cairo este viernes y sábado. «La gente está emocionada, siempre tienen buenas palabras –afirma el padre Greiche–: “Es una bendición que venga el Papa”, me dicen».

El portavoz católico añade que «existe una Casa de la Familia, que reúne unos días, tres o cuatro veces al año, a sacerdotes e imanes para conocerse mejor, dialogar y corregir los desacuerdos religiosos». Poco a poco, estos esfuerzos se están extendiendo a otros ámbitos: «A veces, sacerdotes e imanes de la misma zona se reúnen en las parroquias o las mezquitas locales y colaboran a favor de los pobres y los discapacitados. Son cosas pequeñas, insuficientes en un país de 92 millones de personas. Pero los medios de comunicación lo subrayan. Es algo a largo plazo, no puedes cambiar el país de la noche a la mañana».