Un pueblo sin divorcios - Alfa y Omega

Un pueblo sin divorcios

Su amor por la cruz de Cristo ha llevado a este pueblo de Bosnia y Herzegovina a conseguir que ninguno de sus habitantes se haya divorciado. ¿Cuál es el secreto? El sacerdote no les dice a los novios que van a casarse que han encontrado a la pareja perfecta; les dice que han encontrado su cruz…

José Calderero de Aldecoa

Siroki-Brijeg es una localidad situada a 80 km de Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina. Actualmente cuenta con 27.163 habitantes. De tradición católica, tiene una fuerte fe enraizada en la Cruz de Cristo. Es un desconocido pueblo con una curiosa distinción, nadie recuerda que haya existido nunca un solo divorcio entre sus habitantes.

Según recoge catholic.net, los lugareños «han mantenido su fe católica soportando por ella persecución por siglos a manos de los turcos y después de los comunistas. Su fe está fuertemente arraigada en el conocimiento del poder salvador de la cruz de Jesucristo».

Cuando una pareja se prepara para casarse, la tradición croata establece que no se les diga que han encontrado a la personas perfecta; al contrario, el sacerdote les dice que han encontrado su cruz, «es una cruz para amarla, para llevarla contigo, una cruz que no se tira sino que se atesora», cuenta la página web.

En Siroki-Brijeg, cuando los novios van a la iglesia llevan un crucifijo con ellos, que el sacerdote bendice. En el intercambio de votos, la novia pone su mano derecha sobre el crucifijo y el novio pone su mano sobre la de ella. Las manos quedan unidas a la cruz. Mientras pronuncian sus votos, el sacerdote cubre con su estola las manos de los contrayentes. Una vez pronunciado el rito, el matrimonio no se besa, sino que besan la cruz, de este modo se hace entender que, «si uno de los dos abandona al otro, abandona a Cristo en la Cruz», según el portal religioso.

En todas las casas de los matrimonios de Siroki-Brijeg el crucifijo ocupa un lugar destacado, representando el punto de referencia y el lugar de oración de toda la familia. Cuando hay dificultades, acuden a la cruz; y cuando hay hijos, sus padres les enseñan y transmiten su amor por ella.

Reflejo de sus creencias, la plaza principal del pueblo contiene una gran cruz de piedra, realizada por un artista local en el año 2000.