Un año del terremoto de Ecuador: Manuel Rodicio todavía celebra la Eucaristía en la calle - Alfa y Omega

Un año del terremoto de Ecuador: Manuel Rodicio todavía celebra la Eucaristía en la calle

Cristina Sánchez Aguilar
Manuel celebra la Misa dominical en la calle, todavía entre cascotes. Foto: Pazybien.es

El 16 de abril se cumplió un año del terremoto que asoló la costa ecuatoriana. Manuel Rodicio, misionero orensano, todavía celebra la Eucaristía en la calle. «Solo en la diócesis de Manabí se dañaron más de 50 parroquias. Algunas incluso hubo que tirarlas del todo, no queda nada». Eso, en lo material. En lo espiritual «acompañamos a mucha gente que perdió seres queridos o vivió experiencias traumáticas. Como Yadira, que pasó varios días entre cascotes. Un año después, todavía no puede dormir». El Fondo de Nueva Evangelización de la Conferencia Episcopal Española está canalizando los donativos para su misión a través del portal donoamiiglesia.es

Un año sin dormir. Parece una tortura china.
Yadira estaba en un edificio de Manta que cayó entero. Murieron más de 90 personas allí, y ella estuvo varios días atrapada entre cascotes. Aparentemente es una mujer fuerte, pero la verdad es que lleva un año sin poder pegar ojo. Acompañamos desde la misión a muchísima gente que perdió seres queridos o vivió experiencias traumáticas. La gente ha intentado poco a poco reincorporarse a la vida, a la rutina, pero no es fácil.

¿Perdieron la fe?
Al revés. El 16 de abril se cumplió un año del terremoto y las autoridades públicas nos pidieron celebrar una Eucaristía en varias ciudades. En la que yo presidí, en la ciudad de Manta, te aseguro que había miles –y recalco miles– de personas sin ninguna prisa, rezando con un fervor increíble.

¿En una iglesia?
No, en la calle. La diócesis de Manabí, donde tenemos la misión, tiene alrededor de 80 parroquias. Tras el terremoto 52 quedaron dañadas y muchas de ellas destruidas por completo. Esto nos sobrepasa, porque es muy difícil la pastoral sin templos. Pero económicamente es imposible hace frente a este gasto. Solo en la catedral de Portoviejo –capital de la provincia de Manabí– ya llevamos gastados 700.000 dólares y falta otro tanto. Eso únicamente en la catedral, así que imagínate en las parroquias… yo celebro Misa a diario en una cabaña de paja donde caben 100 personas. Los domingos tenemos que celebrar en la calle.

Foto: Misiones Diócesis de Orense

¿No reciben ayudas?
Pues hay un problema. Mucha gente se interesa por apoyar proyectos sociales, algo que es fundamental, pero cuando necesitamos dinero para reconstruir capillas, casas de curas o un coche para la pastoral, es muy difícil conseguir fondos. Todo el mundo te dice que ese no es su ámbito. Gracias al Fondo de Nueva Evangelización, que nos apoya en estas necesidades concretas, vamos tirando. Ellos hacen lo que nadie más hace.

¿Cómo llevan los fieles tener que reunirse en la calle?
Los fieles son la alegría de la Iglesia en Ecuador. Gracias a ellos, que son los líderes de las comunidades, aquello sale adelante. Cuando vengo a España me da mucha tristeza ver que aquí la Iglesia parece cosa de curas.

¿Es porque hay pocos curas allí?
No, de hecho tenemos 76 en el seminario, que abrió sus puertas hace 25 años. Es porque el modelo eclesial pone a los laicos en el centro. Es lo que ha vivido el Papa durante toda su vida. En España escucho cosas ambiguas, incluso sobre el Papa… y claro, no comprendemos bien que él responde al baremo latinoamericano. Por eso, su preocupación es que los laicos celebren la Palabra, que la Iglesia sea menos clerical… en Europa es difícil de entender, pero en América Latina nos vemos muy reflejados en él.

Cristina Sánchez Aguilar
En colaboración con la Conferencia Episcopal Española