El ramo de flores que el Papa le ofrecerá a la Virgen en Fátima - Alfa y Omega

El ramo de flores que el Papa le ofrecerá a la Virgen en Fátima

El Papa irá a Fátima para ofrecerle a la Virgen «un ramo con las flores más bellas que Jesús ha confiado a mi cuidado: los hermanos y hermanas de todo el mundo redimidos por su sangre, sin excluir a nadie»

Redacción

«Faltan pocos días para la peregrinación hasta Nuestra Señora de Fátima. (…) Bien sé que me queríais también en vuestras casas y comunidades, en vuestros pueblos y ciudades ¡Me llegó la invitación!», ha dicho el Papa en un vídeo que ha grabado con motivo de su peregrinaje al santuario de Fátima el 12 y 13 de mayo.

«Aunque me gustaría aceptar, no me es posible. Desde ya agradezco la comprensión con la que las autoridades acogieron mi decisión de circunscribir la visita a los momentos y a los actos propios de la peregrinación al Santuario de Fátima», ha añadido.

Francisco destacó que acudirá al santuario portugués «como pastor universal» para ofrecer a la Virgen «una ramo de las flores más lindas que Jesús» le confió: «los hermanos y hermanas del mundo entero rescatados por su sangre, sin excluir a nadie».

Jorge Bergoglio pidió que, de cara a esta peregrinación, los fieles formen «un solo corazón y una sola alma» y les encargó rezar, algo que «ensancha nuestro corazón y lo prepara para recibir los dones de Dios».

«La oración ilumina mis ojos para saber mirar a los otros como Dios os ve, para amar al prójimo del mismo modo que él os ama. En su nombre, acudo hacia vosotros con alegría para compartir con ustedes el Evangelio de la esperanza y de la paz», concluyó.

El Papa iniciará el próximo viernes un viaje de dos días a Fátima con motivo del primer centenario de la primera aparición de la Virgen a tres niños pastores, en mayo de 1917, pero no acudirá a otras ciudades lusas.

Efe / Redacción

Texto completo del vídeomensaje

¡Querido pueblo portugués!

Faltan pocos días para la peregrinación, mía y vuestra, a los pies de la Virgen de Fátima, que vivimos en la gozosa espera de nuestro encuentro en la casa de la Madre. Sé que me querrían también en sus casas y comunidades, en sus pueblos y ciudades: la invitación me llegó. No es necesario que les diga que me habría gustado aceptarla, pero no puedo. Ya desde ahora agradezco a las distintas Autoridades por la comprensión con la cual han aceptado mi decisión de limitar la visita a los momentos y a los actos propios de la peregrinación al Santuario de Fátima, fijando la cita con todos a los pies de la Virgen Madre.

De hecho, me presento ante la Virgen como Pastor universal, ofreciéndole un ramo con las «flores» más bellas que Jesús ha confiado a mi cuidado (cf. Jn 21, 15-17), es decir, los hermanos y hermanas de todo el mundo redimidos por su sangre, sin excluir a nadie. Por eso necesito que se unan a mí; necesito que se unan —física o espiritualmente, lo importante es que brote del corazón— para componer mi ramo de flores, mi «rosa de oro». De este modo, formando todos «un solo corazón y una sola alma» (cf. Hch 4, 32), los confiaré a la Virgen, pidiéndole que les susurre: «Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios» (Aparición, junio de 1917).

«Con María, peregrino en la esperanza y en la paz»: así reza el lema de esta peregrinación nuestra, que contiene todo un programa de conversión. Me alegra saber que, para ese bendito momento que culmina un siglo de momentos benditos, se están preparando con una oración intensa. Ella ensancha nuestro corazón y lo prepara para recibir los dones de Dios. Les agradezco las oraciones y los sacrificios que ofrecen cada día por mí, y que tanto necesito, porque soy un pecador entre pecadores, «hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros» (Is 6, 5). La oración ilumina mis ojos para poder ver a los demás como Dios los ve, para amar a los demás como Él los ama.

En su nombre, iré hasta ustedes con la alegría de compartir con todos el Evangelio de la esperanza y de la paz. El Señor los bendiga y la Virgen Madre los proteja.