Un obispo auxiliar es nombrado cardenal, ¿por qué ha hecho esto el Papa? - Alfa y Omega

Un obispo auxiliar es nombrado cardenal, ¿por qué ha hecho esto el Papa?

El Papa Francisco sorprende creando cardenal a monseñor Rosa Chávez

Esteban Pittaro

Sorprendió, podríamos decir, el Papa con en el anuncio de la designación de un obispo auxiliar para el colegio cardenalicio: el obispo auxiliar de San Salvador en El Salvador. Se trata de monseñor Gregorio Rosa Chávez, de 74 años, quien con un servicio como obispo auxiliar de San Salvador por más de 30 años será el primer cardenal salvadoreño de la historia.

Técnicamente, los cardenales ni siquiera han de ser obispos, basta con que sean sacerdotes. En general los sacerdotes que son designados cardenales sin haber sido antes elevados a la dignidad episcopal lo son después de los 80 años.

Estamos acostumbrados a que en todo caso las designaciones caigan sobre los obispos titulares de las diócesis. O en todo caso, sobre los eméritos como reconocimiento a su desempeño y para contar hasta el último de los días con su experiencia como consejera del gobierno de la Iglesia.

¿Es acaso una afrenta para el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas? La información de la Iglesia no puede entenderse desde una lógica política, decía el Papa Francisco horas después de su designación como Sumo Pontífice en un encuentro con la prensa. No se trata de un agravio ni a monseñor Escobar ni a monseñor Sáenz Lacalle, obispo emérito de San Salvador.

Se trata ante todo de un reconocimiento a una persona, y a lo que esa persona puede servir a la Iglesia como miembro del colegio cardenalicio acompañando al Papa actual, y eventualmente, a otros.

Además de servir como obispo auxiliar durante más de 30 años a la Iglesia salvadoreña, monseñor Gregorio Rosa Chávez fue rector del seminario cuando el beato Óscar Romero conducía la diócesis de San Salvador. El beato Romero lo apreciaba muchísimo, al punto que lo definía en su diario personal como «amigo de tanto tiempo y de fondo». En esas páginas se lee que el padre Rosa lo acompañaba en cenas, en redacciones de documentos, en organizaciones de viajes, en ideas de homilías.

Unos años después de la muerte de monseñor Romero fue designado obispo auxiliar de San Salvador, en 1982. Acompañó desde entonces a tres arzobispos en el pastoreo de la diócesis capitalina del país centroamericano. Además, le ha tocado presidir Cáritas a nivel América Latina.

Monseñor Rosa se suele expresar en términos muy similares a los que el Papa usa en favor de los pobres y los más necesitados. Es muy contundente al señalar los males como las drogas y cómo afectan a las familias, y trabaja muy cerca de los jóvenes en un país en el que las maras son muy poderosas.

Contar en el colegio cardenalicio con alguien de tantos años de servicio a la Iglesia y que conoció de cerca a uno de los obispos mártires del siglo XX será de suma utilidad no sólo para el Santo Padre, sino también para el futuro Pontífice y para los distintos miembros del colegio cardenalicio. No hay nada extraño en la designación de un nuevo miembro para un colegio cardenalicio que es cada vez más rico en términos de procedencia y experiencia pastoral.

Esteban Pittaron / Aleteia