San Juan de Ávila, sobre san Pedro y san Pablo - Alfa y Omega

San Juan de Ávila, sobre san Pedro y san Pablo

Con motivo de la fiesta de San Pedro y San Pablo, la página web monográfica que la Conferencia Episcopal ha dedicado a san Juan de Ávila, próximo Doctor de la Iglesia, recupera estos párrafos de la obra del maestro español:

Redacción

19. Aunque San Pedro era mayor; aunque era más antiguo en el Evangelio; aunque a él singularmente se le habían dado las llaves del cielo y a él le había encomendado Dios sus ovejas, y había quedado por confirmador en la fe de los otros discípulos, reprehéndele San Pablo, y con palabras que parecen ásperas y desabridas. Pero no hallamos que las recibiese él con mal rostro, o que se enojase con el Apóstol por ellas; antes él mesmo, sabiendo que en esta epístola estaba escrito esto, dice: Charissimus frater noster Paulus secundum datam sibi sapientiam scripsit vobis, sicut et in omnibus epistolis, loquens in eis de his, in quibus sunt quaedam difficilia intellectu, quae indocti et instabiles depravant (2 Pe 3,15-16) [Os ha escrito nuestro hermano Pablo, conforme a la sabiduría que le ha sido dada, y repite en todas las cartas donde trata este tema. En ellas hay pasajes difíciles de entender, que algunas personas ignorantes e inestables interpretan torcidamente]. Él mesmo confiesa que estaban las epístolas de San Pablo escriptas con sabiduría del cielo, estando en ellas esto, como es de creer que San Pedro lo sabía.

Siempre veremos esto en los amigos de Dios: que cualquiera corrección que de parte de Dios se les da, cualquiera reprehensión que se les haga, la admiten con grande voluntad y con muy alegre corazón, sin indinarse contra los ministros que Dios toma para aquel oficio; los malos, al revés, etc.

[…]

21. No hallaremos que San Pedro mandase a los cristianos convertidos de los gentiles que guardasen las cerimonias de la ley, ni que tal precepto les impusiese; y con todo esto, dice San Pablo que los compelía a guardar[las]. ¿Cómo los compelía, si no se lo mandaba, ni aun pretendía que ellos las guardasen? Porque era príncipe, y guardarlas él, dice Santo Tomás, era compeler a los otros a que las guardasen; porque las obras del príncipe más mueven a los súbditos que las palabras ni mandamientos. Lo mesmo podemos decir de los obispos, de los prelados y predicadores.

(Lec. Gálatas II, Obras Completas, BAC (2000), Vol II p.40-56)