Salesianos, Salmos de juventud - Alfa y Omega

Salesianos, Salmos de juventud

El ocio se transformó en paro. La especialización despreocupada, prolongada y subvencionada, en necesidad de eficacias. La droga suave ha sido sustituida por la dura. Las rebeldías desembocaron en retórica…

Redacción

La sociedad de hoy no es juvenil, aunque lo parezca.

El ocio se transformó en paro. La especialización despreocupada, prolongada y subvencionada, en necesidad de eficacias. La droga suave ha sido sustituida por la dura. Las rebeldías desembocaron en retórica. Las diversiones, jaleadas y explotadas por los adultos, ofuscan la esperanza. Los amores, puestos o impuestos, concluyen en soledades y pesimismos.

Los salesianos, con poso y con levadura, comparten, como saben y como pueden, arañazos y compañías, gritos y proyectos, suertes y primogenituras.

Todo tiene un peaje. Todo tiene un impuesto que descorazona. También el ser joven. Los hijos de don Bosco, con cien años en Madrid a sus espaldas, no creen ni en tracas ni en pulsos. Su ventaja es el razonable saber a quién se han entregado por amor.

Y como la vida y el amor suelen transcurrir juntos, a mayor vida cabe mayor amor.

Jesucristo, ayer y hoy y siempre.

Es el momento de mirar hacia atrás con insistencia.

Estas manos, estos pies, estos ojos. Estos mediodías y atardeceres fueron más hermosos hace treinta, cincuenta, setenta y cinco años. Pero la vida es hoy. Cien años jóvenes fueron la única manera de llegar hasta aquí. Con don Bosco. En Madrid.

Siles