El consistorio de las periferias - Alfa y Omega

El consistorio de las periferias

El Papa creará este sábado a 15 nuevos cardenales, entre ellos monseñor Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, más otros cinco obispos mayores de 80 años. Las periferias asumen un nuevo protagonismo en Roma para impulsar la misión y la renovación de la Iglesia

Ricardo Benjumea

«Se ve que Europa no es el centro ya de todo». Ésta es la primera conclusión que extrae el nuevo cardenal Ricardo Blázquez ante la lista de los próximos purpurados, procedentes de 16 nacionalidades distintas.

Francisco da, en su segundo consistorio, un nuevo impulso a la internacionalización del Colegio cardenalicio. La mitad de los fieles vive en el continente americano, y el número de bautizados crece rápidamente en África y Asia, mientras mengua en Europa. Son razones que justifican redistribuir los birretes de un modo más acorde a la realidad sociológica.

Pero, en este aspecto, no habrá una revolución. La vieja Europa, con 5 nuevos cardenales sobre un total de 15 (7 y 20 respectivamente, contando a los mayores de 80 años), sigue siendo decisiva en la geo-política de este pontificado. De esos cinco purpurados, dos son italianos (más otro emérito), de modo que el país transalpino, con 51 cardenales (26 electores), se consolida como el que más cardenales, de lejos, aporta. Le sigue Estados Unidos (18 cardenales, 11 electores), aunque sin nuevos cardenales en los dos consistorios convocados por Francisco. Viene después España: si se incluye al hispano-panameño neocardenal Lacunza, nuestro país contará desde este sábado con 12 cardenales (6 electores), dos más que Brasil y Alemania (el martes falleció, a los 87 años, el cardenal Josef Becker, jesuita), y tres más que Francia. En cuanto a representantes de la Curia romana, con todos los prefectos ya cardenales, sólo hay esta vez una incorporación: el arzobispo Mamberti, francés, hasta hace unas semanas secretario de Relaciones con los Estados, y nuevo prefecto del Supremo Tribual de la Signatura Apostólica. Según el director de la Oficina de Prensa, el jesuita Federico Lombardi, el Papa muestra con ello que, al frente de los consejos y otros organismos vaticanos, no tiene por qué haber un cardenal. Así y todo, los curiales seguirían conformando alrededor de una cuarta parte en un eventual cónclave.

Protagonismo de las periferias

¿Cuáles son las novedades, los mensajes que deja la composición de este consistorio? Los hay, y además importantes. Las periferias, a las que tanto alude Francisco, adquieren un protagonismo mayor en la Iglesia, lo cual acentúa también la centralidad de la misión, otra nota característica de este pontificado.

Hay dos nuevos cardenales de Oceanía; tres de Asia; otros tres de África… Varios proceden de entornos en los que la Iglesia es una pequeña minoría. Del continente asiático, por ejemplo, entran en el Colegio cardenalicio obispos forjados en regímenes militares, severas restricciones a la libertad religiosa, el diálogo con las personas de otras religiones…, y con un acentuado perfil de compromiso con la justicia social. Los nuevos cardenales latinoamericanos (5, contando a Lacunza) son también referentes en la promoción de la dignidad de la persona, igual que los africanos, representantes de una Iglesia siempre en la vanguardia en la lucha contra la pobreza y a favor de la paz y la convivencia entre personas de distintas etnias, ideologías, tribus y religiones.

Pero si hay una nota común a todos los cardenales es su nítida dimensión pastoral. Los nuevos príncipes de la Iglesia entran todos dentro de esa categoría de pastores con olor a oveja que pide Francisco. Lo de menos para él es que procedan o no de diócesis tradicionalmente cardenalicias. Lo decisivo es su cercanía pastoral, su celo misionero… Sin olvidar que muchos de los elegidos eran ya referentes eclesiales a nivel nacional o continental. Su elección puede interpretarse así como un impulso a la colegialidad.

Una limpieza espiritual

La agenda de los nuevos cardenales de estos días en Roma será intensa. Tras el consistorio del sábado (en el que se fijará también la fecha para la canonización de tres beatas), y las visitas de cortesía de rigor en la tarde del sábado, los nuevos cardenales concelebrarán el domingo con el Papa.

Hoy y mañana, Francisco les ha convocado a una reunión del colegio cardenalicio en pleno, en la que se hablará de la reforma de la Curia, tras la octava reunión del Consejo de 9 cardenales con el Papa celebrada esta semana. En el aspecto formal, se anuncia una simplificación y reorganización de la Curia, con la fusión de varios dicasterios. Pero algunos de estos cambios han comenzado ya. Se han introducido, por ejemplo, nuevos requisitos de buena gestión administrativa y financiera en la Santa Sede, con la creación del Consejo de Economía, al que cada organismo deberá presentar sus presupuestos anuales.

Los cambios que impulsa el Papa, sin embargo, son más profundos. Según escribía en L’Osservatore Romano, hace unos días, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Müller, se trata de «una limpieza espiritual del templo», que —anuncia— quiere hacer «más luminosa la misión de la Iglesia», pero que, además de «liberadora», será «dolorosa».

El cardenal Óscar Maradiaga, coordinador del Consejo de Cardenales, ofreció el 20 de enero, en la Universidad de Santa Clara (California, Estados Unidos) las claves de una reforma que el Papa quiere impulsar «hasta el punto en que ésta sea irreversible». Esa reforma es imposible «sin una transformación de las instituciones» y de la pastoral, como las que puso en marcha el Concilio. «Pero los cambios institucionales y funcionales, en sí mismos, se han demostrado insuficientes, superficiales». Tras el Concilio, «a veces, se crearon nuevos problemas y crisis tan innecesarios como profundos». La auténtica renovación sólo llegará mediante «una renovación de las motivaciones», que básicamente consiste en poner en el centro de la vida de la Iglesia una palabra clave: misericordia.

El mejor diagnóstico sobre la necesidad de estas reformas —advierte el arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Caritas Internationalis— no es el que se realiza desde el centro. Allí, falta perspectiva. Donde se experimenta la necesidad de renovación es en «la misión en las periferias». Ésa, precisamente, es la visión y experiencia que el Papa quiere incorporar de pleno al gobierno de la Iglesia.