«Hay que llegar a los jóvenes antes que los yihadistas que hay en YouTube» - Alfa y Omega

«Hay que llegar a los jóvenes antes que los yihadistas que hay en YouTube»

En algunos barrios de Birmingham la población musulmana es del 80 %. La Iglesia de Inglaterra busca vías para seguir presente en ellos y promover el diálogo. Así espera contribuir a prevenir la violencia como la que golpeó Londres el pasado fin de semana

María Martínez López
Jóvenes de diversos orígenes y credos visitan Londres, en una actividad organizada por The Feast. Foto: The Feast

¿Cómo personas criadas en el Reino Unido acaban cometiendo los tres atentados que, en poco más de dos meses, han segado la vida de 34 personas en este país? Igual que muchos otros británicos, Andrew Smith se ha repetido esta pregunta tras el ataque del sábado en los alrededores del puente de Londres.

La preocupación del responsable del diálogo interreligioso en la diócesis anglicana de Birmingham la comparten los imanes que conoce. «La mayoría de líderes musulmanes del Reino Unido –explica– denuncian a los radicales y enseñan buenos valores en las mezquitas. Pero nos dicen: “Ya podemos hablar sobre la paz todos los viernes, que los que dan problemas no nos van a escuchar”, porque no acuden a la oración. Por ello, los imanes no pueden sentarse con ellos y leer el Corán de manera constructiva. En vez de eso, los jóvenes ven vídeos en Internet o se juntan con personas con su misma mentalidad, al margen de las mezquitas. Y, con unas pocas palabras extraídas del Corán, crean su propio discurso».

La falta de integración y el aislamiento pueden ser un factor de riesgo de radicalización, pero no son el único. También un joven musulmán que aparentemente interactúa con todo tipo de gente «puede estar molesto con la vida, sentir que no encaja, y pasarse las noches viendo en YouTube vídeos de radicales islamistas que continuamente le reafirman en un discurso» de odio.

Para Smith, el desafío «a largo plazo es ver cómo llegamos a los jóvenes antes de que vean esos vídeos». Una vía para ello son iniciativas como The Feast (El Festín), una organización que él mismo fundó en Birmingham hace ocho años. A través de convivencias, encuentros y actividades de todo tipo, los adolescentes de distintas religiones «entablan buenas amistades y aprenden a profundizar y compartir aquello en lo que creen, viendo en qué están de acuerdo y en qué no». Una ayuda para ello son las 10 reglas para el diálogo, con consejos como «dejar que sea el otro quien te explique lo que cree», sin asumir que lo sabes, o «no juzgarle por lo que hacen otras personas de su religión». The Feast funciona también en Londres y en el Líbano.

«Esta es vuestra parroquia»

En Birmingham, «más del 50 % de las parroquias anglicanas tienen en su territorio una presencia significativa de gente de otras religiones, ya sea el 10-15 % de hindúes o sij o, en el caso de una en particular, el 80 % de musulmanes. Al salir de la mía, por ejemplo, lo primero que ves es la mezquita», explica Smith.

Estas parroquias «tienen los desafíos propios de los barrios pobres, como el paro. Pero lo que vas a ver en ellas es mucha gente llevando una vida ordinaria, mezclándose y teniendo buenas relaciones», continúa el responsable anglicano de diálogo interreligioso. A ello ha contribuido en buena medida Presence and Engagement (Presencia y compromiso), un programa nacional de la Iglesia de Inglaterra que desde 2006 capacita a las comunidades para mantener una presencia real en barrios multirraciales y multirreligiosos. Este programa no existe para erradicar el extremismo, pero espera contribuir, indirectamente, a reducir la violencia. Birmingham es una de las ciudades más activas, con 80 parroquias implicadas.

Una forma de presencia importante es la acción social, con proyectos de atención sanitaria, clases de inglés, o incluso bancos de alimentos gestionados por ambas religiones, algo «muy apreciado por los musulmanes». También es clave celebrar juntos: «en mi parroquia –añade– organizo una fiesta de Pascua a la que vienen unas 300 personas, y la mayoría son musulmanas. Muchos disfrutan yendo a las celebraciones de Navidad de sus iglesias, donde han hecho amigos». Estos días, está habiendo muchas comidas compartidas para romper el ayuno del Ramadán. En opinión de Smith, este intercambio no genera confusión. Al contrario: «La gente cada vez siente más confianza para hablar abiertamente de su fe, y también para reconocer que no tenemos que estar de acuerdo en todo. No tenemos que fingir que somos lo mismo».

Hablemos de los temas difíciles

En diciembre de 2016, el Gobierno inglés publicó el Informe Casey sobre la cohesión en las comunidades, la falta de integración social y su posible vinculación con el extremismo. El informe alababa la labor de los grupos de diálogo interreligioso, pero alertaba de que pueden quedarse solo en «compartir té y samosas» (un plato típico asiático). Andrew Smith, responsable de diálogo interreligioso de la diócesis anglicana de Birmingham, está parcialmente de acuerdo. «Durante los últimos años no se han abordado los temas difíciles: las conversiones, la radicalización… o la incomodidad que genera que los viernes un barrio se llene de coches porque 1.000 musulmanes van a la mezquita». «Hace tres años empezamos un programa llamado Conversaciones en Birmingham, en el que hablar de esto. Pero, para llegar a hacerlo hace falta la parte de celebrar juntos, sentarte con calma y tomar un té. La gente necesita tiempo para hablar sin vergüenza. No quieren ser maleducados, o les da miedo parecer islamófobos o racistas».