«Los derechos humanos no son negociables» - Alfa y Omega

«Los derechos humanos no son negociables»

Varios obispos españoles han dedicado sus Cartas semanales a la Jornada Internacional de oración y reflexión contra la trata de personas, celebrada el pasado domingo, festividad de Santa Josefina Bakhita. «Los derechos humanos no son negociables», afirma el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro. «Son necesarias acciones concretas», señala el obispo de Mondoñedo-Ferrol. Oración por las personas esclavas, y por quienes trabajan para erradicar la esclavitud, pide el obispo de Cuenca

Colaborador
Mujeres indias víctimas de la trata de personas

¿Libres, o esclavos?

San Pablo nos dice algo esencial: «Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles». Son palabras que siempre me han impresionado. Y que tienen una fuerza especial en estos momentos que estamos viviendo: ¿somos libres, o esclavos? La libertad nos la entrega Jesucristo. (…) El Papa Francisco nos ha dicho: «siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: ¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para la mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado?» Demos vida a esta tierra, a la historia que vivimos los hombres. (…) La Iglesia, en nombre de Cristo, se hace pregonera de los derechos fundamentales de la persona. Los derechos humanos no son negociables, preceden a todas las instituciones y son el fundamento de las mismas. Pintemos el cuadro que nos toca hacer en la vida con dos colores: amor y esperanza.

+ Carlos Osoro
arzobispo de Madrid

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21 millones de personas esclavas

El fenómeno de trata de personas es uno de los peores ejemplos de esclavitud del siglo XXI. Según datos fiables, afecta aproximadamente a 21 millones de personas, a menudo muy pobres y vulnerables. Son víctimas del tráfico para la explotación sexual, el trabajo forzado y la mendicidad, la extracción ilegal de órganos, la servidumbre doméstica y los matrimonios forzados, las adopciones ilegales y otras formas de explotación. Cada año, unos 2,5 millones de personas son víctimas de la trata y de la esclavitud: el 60 por ciento son mujeres y niños. Por otra parte, para los traficantes y proxenetas, esta es una de las actividades ilegales más lucrativas en el mundo, que genera un total de 32 mil millones de dólares al año. Es el tercer negocio más rentable después de las drogas y el tráfico de armas.

Desde hace muchos años la Iglesia católica, y particularmente las congregaciones religiosas femeninas, han trabajado en muchos lugares del mundo, para sensibilizar sobre esta lacra, prevenir la trata de seres humanos, denunciar los traficantes y explotadores y, sobre todo, ayudar y proteger a las víctimas.

El primer objetivo de esta Jornada Internacional es crear una mayor conciencia sobre este fenómeno y reflexionar sobre la situación general de violencia e injusticia que afecta a tantas personas, que no tienen voz, no cuentan: son simplemente esclavos. Otro objetivo es el intentar ofrecer soluciones para contrarrestar esta forma moderna de esclavitud con acciones concretas. Para esto, es necesario subrayar la necesidad de garantizar los derechos, la libertad y la dignidad de todas las personas que sufren la trata y son reducidas a esclavitud. Por otra parte, debemos denunciar tanto a las organizaciones criminales como a aquellos que usan y abusan de la pobreza y vulnerabilidad de sus víctimas para transformarlas en objetos de placer y ganancia.

+ Manuel Sánchez Monge
obispo de Mondoñedo-Ferrol

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Oración y acción

Oremos por todas aquellas personas, mujeres y niños de manera particular, que se ven obligados a vivir en condiciones de esclavitud o similares, que son engañados y llevados a lugares desconocidos para ser explotados sexualmente, sometidos a trabajos forzados, utilizados como material biológico o convertidos en soldados, viendo conculcada, sin piedad e injustamente, su dignidad de hijos de Dios. Oremos también, con gratitud sincera, por todos lo que están empeñados en la nobilísima tarea de hacer salir de la red mortal de la trata de personas a tantos hermanos y hermanas. Nuestra oración se extiende también a las instituciones, cristianas o no, que trabajan en este campo, como la Coordinadora Talitha Kum, cuyos trabajos lleva adelante la Red Internacional de la Vida Consagrada contra la trata de personas.

Que esta Jornada nos mueva a la acción contra esta plaga de la trata de personas. Esto nos debe llevar a favorecer y apoyar a las asociaciones que trabajan en este campo, a participar en ellas en la medida de nuestras posibilidades, a sostener las medidas encaminadas al reconocimiento universal de los derechos humanos, a promover leyes que protejan la dignidad del hombre, a denunciar todo lo que comporte maltrato y cualquier tipo de violencia contra la dignidad de la persona.

+ José María Yanguas
obispo de Cuenca