«El PSOE es laicista, no antirreligioso» - Alfa y Omega

«El PSOE es laicista, no antirreligioso»

Ricardo Benjumea
Mesa de los políticos, dentro de las II Jornadas Universitarias de la Asociación de Jóvenes Investigadores en Ciencias de las Religiones. Foto: AJICR

«El laicismo forma parte de la tradición histórica del PSOE, pero no es un laicismo ateo ni antirreligioso». Así lo cree Carlos García de Andoin, director del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao, que fue fundador de la corriente Cristianos Socialistas. García de Andoin participó la pasada semana en las II Jornadas Universitarias de la Asociación de Jóvenes Investigadores en Ciencias de las Religiones, que reunió en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid a expertos, representantes de las principales religiones en España y miembros de los cuatro grandes partidos políticos.

Andoin citó al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, quien decía que «excitar al proletariado a que dirija su actividad y su energía contra los clericales antes que contra los patronos es el error más grave del que pueden ser víctimas los que aspiran a terminar con la explotación humana». En similares términos se refirió al laicismo de Fernando de los Ríos, ministro socialista de Justicia e Instrucción en la II República. La tradición socialista —concluyó— «sabe distinguir que su propósito no es la sociedad laica, sino el Estado laico. Es el Estado el que, para garantizar los derechos de todos, debe ser laico», sin que eso excluya «apreciar la contribución de las religiones a la sociedad desde el punto de vista ético, cultural, de expresión artística o la acción social».

Uno de los debates que se planteó en las jornadas de la Complutense fue la posibilidad de una nueva Ley de Conciencia y Libertad Religiosa, algo que proponía Pedro Sánchez en su programa para las primarias socialistas. La actual Ley orgánica de Libertad Religiosa, de 1980, consiste apenas en ocho artículos y dos disposiciones transitorias para los que no ha habido después un desarrollo reglamentario. «Hay una asimetría legal con cuatro rangos normativos. En primer lugar, tenemos los acuerdos de la Santa Sede con el Gobierno español, con rango de tratado internacional. Por otro lado, están los acuerdos de cooperación con las confesiones con rango de ley; en tercer lugar, las que tienen reconocido el notorio arraigo sin acuerdos. Y luego, todas las demás religiones», explica Carlos García de Andoin en conversación con Alfa y Omega.

A su juicio, hace falta una ley que reconozca unos mismos derechos para todos, «también para los ciudadanos que, en nombre de la libertad de conciencia, no son religiosos», y que evite discriminaciones como las que se dan para la apertura de centros de culto, el acceso a la enseñanza confesional o las que encuentran los musulmanas en los cementerios municipales en muchos lugares de España para enterrar a sus familiares según sus ritos. «Si se trata de derechos fundamentales, tiene que ser una legislación orgánica la que los reconozca, como el resto de derechos fundamentales», añade. «Y si hay después alguna singularidad en una confesión, eso debe ser posteriormente materia de acuerdos específicos».

¿En qué afectaría esta ley a los Acuerdos con la Santa Sede? «A partir de la aprobación de la ley, habría que revisar y adecuar los diferentes acuerdos de cooperación», responde el fundador de Cristianos Socialistas. «Es posible que contenidos que están en los Acuerdos estuvieran ya incorporados en la ley española», matiza. «Lo importante es cambiar la perspectiva, el punto de vista, que pasaría a ser el de los derechos del individuo, no los de una corporación religiosa».

El sentido de la aconfesionalidad

Las jornadas en la Facultad de Teología contaron también con los principales representantes ante la Administración del islam, el judaísmo, las comunidades evangélicas y el budismo, que coincidieron en reivindicar la presencia pública de la fe. «Las confesiones religiosas son parte de la sociedad, no la sociedad. Tienen derecho a intervenir, pero como un actor más», resumió Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Evangélicas.

Por parte católica, participó el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, quien aclaró que la Iglesia no quiere «nacionalcatolicismo ni tampoco un secularismo que expulse lo religioso de la sociedad», ya que «esto es totalitarismo». «El principio de “a Dios lo que es de Dios” supone que el Estado haga todo lo que debe hacer, que es mucho: regular la convivencia, ser transparente, asegurar los derechos de todos, promover la igualdad… Pero solo debe hacer lo que debe hacer», respetando el principio de «subsidiariedad», sin inmiscuirse en todos los aspectos de la vida de las personas.