El Vaticano apoya que un grupo de países acompañe un diálogo en Venezuela - Alfa y Omega

El Vaticano apoya que un grupo de países acompañe un diálogo en Venezuela

El grupo actuaría como garante de las negociaciones y estaría integrado por naciones de América o, eventualmente, de otros continentes

José Calderero de Aldecoa
Monseñor Bernardito Auza, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante la ONU. Foto: CNS

El Vaticano valoró «muy positivamente» la posibilidad de que un grupo de países elegidos por el Gobierno de Venezuela y la oposición acompañen unas negociaciones para hallar una salida a la «grave crisis» que vive el país.

El grupo actuaría como garante de las negociaciones, dijo el nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, Bernardito Auza, en una declaración presentada el martes –y divulgada un día después– en un diálogo con observadores permanentes de la OEA durante la 47 Asamblea General que se ha desarrollado en Cancún.

El grupo estaría integrado por naciones de América o, eventualmente, de otros continentes, indicó Auza, quien señaló que la situación de Venezuela «ha adquirido tintes dramáticos en los últimos meses», pese a los esfuerzos realizados.

Elecciones

Durante su intervención, monseñor Auza reiteró las condiciones de la Santa Sede «para favorecer una solución pacífica y democrática a la actual situación», que no son otras que las mencionadas por Francisco en su carta del 1 de diciembre de 2016 y remitida tanto la Gobierno como a la oposición.

En aquella carta, demandaba el establecimiento de un calendario electoral que permitiese a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro, la implementación urgente de medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de alimentos y medicinas que sufre la población, la restitución de la Asamblea Nacional o la aceleración del proceso de liberación de los presos políticos.

EE. UU., también a favor

La propuesta de formar un grupo de naciones para «facilitar una salida» a la crisis partió del subsecretario de Estado de EE. UU., John Sullivan, que sugirió esta posibilidad durante la primera sesión plenaria de la Asamblea General.

Sullivan dijo que es un momento decisivo para que la OEA «pruebe su relevancia» y autorice ese «grupo de naciones», contemplado en los dos proyectos de resolución presentados en la reunión de cancilleres sobre la crisis de Venezuela celebrada el lunes.

Dicho encuentro, que siguió a otro celebrado en Washington el 31 de mayo pasado, fue suspendido después de que ninguna de las dos propuestas de declaración alcanzara los 23 votos necesarios (los dos tercios de los 34 Estados miembros representados).

La entonces canciller de Venezuela Delcy Rodríguez consideró que ese «grupo de contacto» es «completamente inútil e innecesario» y que la única forma en que EE. UU. podría imponer su voluntad sobre Venezuela sería «con sus marines», lo que sería respondido de manera «contundente».

Evitar la violencia

Auza recordó que el 30 de abril el Papa Francisco llamó al Gobierno de Caracas y a todos los venezolanos a evitar cualquier forma de violencia, a respetar los derechos humanos y buscar «soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está golpeando a la población».

Al respecto, dijo que el actual clima ha afectado a la Iglesia católica de Venezuela, donde se han registrado «amenazas a sacerdotes, irrupciones violentas durante las celebraciones litúrgicas, acusaciones injustificadas contra instituciones eclesiásticas y ataques difamatorios públicos contra algunos obispos».

Pese a ello, agregó, la Santa Sede, «partiendo de la convicción de que deben ser los propios ciudadanos quienes pongan las bases para solucionar los problemas internos, considera que no deben escatimarse los esfuerzos para ayudar a que el país salga de su grave crisis».

El nuncio expresó así su esperanza de que la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuya 47 Asamblea General ha estado marcada por la crisis de Venezuela, pueda ayudar a solucionar la crisis que vive ese país.

Agencias / J. C. de A.

Texto completo de monseñor Auza

Declaración de S. E. Arzobispo Bernardito Auza,
Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede
a la Organización de Estados Americanos,
acerca de la situación en Venezuela
19-21 de junio de 2017, Cancún, México

Señor Presidente,

La Delegación de la Santa Sede agradece la oportunidad que se le brinda de poder compartir su preocupación por la situación actual de Venezuela, así como su esperanza de que esta reunión en el marco de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos pueda ayudar a solucionar la grave crisis que vive el País.

Como es bien conocido, desde el inicio de la crisis, tanto el Santo Padre, como la Secretaría de Estado y la Conferencia Episcopal Venezolana, en diversas intervenciones, han llamado a los poderes públicos y políticos, a que, superando los intereses partidistas y las ideologías, escuchasen la voz del pueblo, defendiesen el bien común, creasen un clima de serenidad y de paz social, respetasen la institucionalidad en favor de la convivencia nacional y favoreciesen la acción social de las instituciones nacionales e internacionales para enfrentar la innegable crisis que sufre Venezuela y que golpea fuertemente a su población. Por ello, la Santa Sede ha mantenido siempre una posición clara, reclamando a todos los líderes políticos el cese de la violencia e instando al respeto de la verdad y de la justicia.

Señor Presidente,

Sin dejar de exhortar a la negociación, ni de advertir de los peligros de los discursos belicistas y agresivos, la Santa Sede mostró, en todo momento, su disponibilidad a colaborar en la búsqueda de una solución pacífica, duradera y viable a la crisis venezolana, con la condición de que así lo solicitasen formalmente tanto el Gobierno como la oposición, como efectivamente ocurrió.

Como es sabido, en octubre y en noviembre de 2016, se celebraron encuentros de la Mesa del Diálogo Nacional en Caracas, y teniendo en cuenta que los acuerdos allí alcanzados no eran aplicados, el Cardenal Secretario de Estado, en nombre y por disposición del Papa Francisco, remitió una carta a las partes y a los restantes acompañantes el 1º de diciembre. En ella, en cumplimiento del rol de acompañamiento al que la Santa Sede había sido llamada, se solicitaba:

  • Que se tomasen las providencias necesarias para la implementación urgente de medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas que estaba sufriendo la población, a la vez que se aseguraba la plena disponibilidad de las instituciones de la Iglesia católica, entre ellas Caritas, a prestar toda la ayuda posible, con los medios a su alcance, para salir de esta situación de emergencia social;
  • Que las partes concordasen el calendario electoral que permitiese a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro;
  • Que se tomasen las medidas necesarias para restituir cuanto antes a la Asamblea Nacional el rol previsto en la Constitución;
  • Que se encontrase el modo de acelerar el proceso de liberación de los detenidos.

Señor Presidente,

Con ocasión de la XXXVI Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano, celebrada recientemente en San Salvador, los obispos del Continente han señalado que, en Venezuela «se vuelve insostenible la falta de alimentación, la falta de medicinas y la falta de libertades».

La Santa Sede ve con preocupación cómo, pese a los esfuerzos realizados y que son por todos conocidos, la situación ha adquirido tintes dramáticos en los últimos meses. El 30 de abril, después del rezo del Regina Coeli, el Santo Padre, hizo un llamado al Gobierno y a todos los integrantes de la sociedad venezolana para que fuese evitada cualquier ulterior forma de violencia, se respetasen los derechos humanos y se buscasen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está golpeando a la población.

Al respecto, mi Delegación desea señalar que el actual clima de enfrentamiento también ha afectado a la Iglesia católica en Venezuela. Se han verificado episodios de amenazas a sacerdotes, irrupciones violentas durante las celebraciones litúrgicas, acusaciones injustificadas contra instituciones eclesiásticas y ataques difamatorios públicos contra algunos Obispos.

Pese a ello, la Santa Sede, partiendo de la convicción de que deben ser los propios ciudadanos quienes pongan las bases para solucionar los problemas internos, considera que no deben escatimarse los esfuerzos para ayudar a que el País salga de su grave crisis, pues como ha dicho el Papa Francisco el pasado 29 de abril «todo lo que se puede hacer por Venezuela hay que hacerlo, con las garantías necesarias».

Señor Presidente,

Con la única finalidad de promover el bien de todos y cada uno de los venezolanos y de favorecer una solución pacífica y democrática a la actual situación, la Santa Sede reitera su posición, ya conocida, de que una negociación seria y sincera entre las partes, basada en las claras condiciones indicadas en la mencionada carta del 1º de diciembre de 2016, comenzando por la celebración de elecciones directas, libres y trasparentes previstas para los años 2016 y 2017, serían la única vía de salida a la grave crisis en que se ve inmersa el País. A tal propósito, la reciente decisión gubernamental de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, en vez de ayudar a solucionar los problemas, presenta el riesgo de complicarlos ulteriormente y hace peligrar el futuro democrático del País.

Por otro lado, se valora muy positivamente la posibilidad de que un grupo de países de la región o, eventualmente, de otros continentes, elegidos tanto por el Gobierno como por la oposición, acompañen las negociaciones actuando como garantes.

Muchas gracias, Señor Presidente.