La Inquisición, más leyenda negra que realidad histórica - Alfa y Omega

La Inquisición, más leyenda negra que realidad histórica

La Inquisición, un volumen de 783 páginas, publicado por la Biblioteca Apostólica Vaticana, está basado en las investigaciones científicas que se expusieron en un simposio internacional en el que participaron treinta expertos de más de una docena de países. Frente a la creencia popular de que miles de condenados por herejía fueron ejecutados por los tribunales eclesiásticos, queda demostrado que sólo se ejecutó al 1 % de las 125.000 personas juzgados

José Calderero de Aldecoa
Auto de fe (detalle). Pedro Berruguete

Según un estudio difundido por el Vaticano, la Inquisición no fue tan mala como se pensaba. Algunos historiadores han pregonado que, entre el siglo XIII y el XIX, fueron ejecutadas o torturadas millones de personas acusadas de herejía, de practicar la brujería o de profesar el protestantismo. Sin embargo, según las investigaciones recogidas en el volumen La Inquisición, y tal como afirma Agostino Borromeo, historiador de Religión Católica de la universidad romana de La Sapienza, en España, por ejemplo, sólo fueron ejecutadas el 1 % de las 125.000 personas juzgadas por tribunales eclesiásticos, es decir, 1.250 personas.

El volumen, de 783 páginas, contiene las actas del simposio internacional celebrado en el Vaticano del 29 al 31 de octubre de 1998, en el que participaron treinta expertos de Italia, Francia, España, Portugal, Malta, Inglaterra, Suiza, Alemania, Dinamarca, República Checa, Estados Unidos y Canadá. Otra de sus conclusiones principales es que muchas de las muertes atribuidas tradicionalmente a la Iglesia, eran en realidad responsabilidad de los tribunales civiles.

El objetivo de estas investigaciones no era eximir de sus responsabilidades a la Iglesia. De hecho, Juan Pablo II pidió perdón en 2000 por el uso innecesario de la violencia y por «los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos». Esa solicitud de perdón —aclaró— «vale tanto para los dramas relacionados con la Inquisición como para las heridas de la memoria que son su consecuencia».

Aunque el libro fue presentado ya en 2004, sus revelaciones siguen generando debate. En el Reino Unido, el diario The Guardian ha citado estos datos, frente a la pervivencia del mito sobre la Inquisición.

Conocer los hechos para pedir perdón

Juan Pablo II también expresó la necesidad de conocer con exactitud los hechos antes de pedir perdón. A través de un mensaje que leyó el cardenal Etchegaray en la presentación del volumen La Inquisición, el Papa Wojtyla aseguró, en 1994, que «es justo que, mientras el segundo Milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma, con una conciencia más viva, el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo largo de la Historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo».

Juan Pablo II reconocía que la imagen de la Inquisición representa el símbolo de este antitestimonio y escándalo, pero se pregunta: «¿En qué medida esta imagen es fiel a la realidad?», y afirma que, «antes de pedir perdón, es necesario conocer exactamente los hechos y reconocer las carencias respecto a las exigencias evangélicas en los casos en que sea así».

En este mismo sentido, el cardenal Georges Cottier, teólogo emérito de la Casa Pontificia, dijo durante la presentación que «no se puede pedir perdón por hechos que no están allí».

Un mártir cada cinco minutos

La sensibilidad en la opinión pública hacia los crímenes de la Inquisición contrasta con el silencio sobre los millones de muertos en el siglo XX a manos del comunismo, o la persecución contra los cristianos que sigue produciéndose en nuestros días.

Según Massimo Introvigne, ex representante de la OSCE para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos, «cada cinco minutos, un cristiano muere asesinado por su fe». La escalofriante cifra se basa en los trabajo del primer centro mundial de estadística religiosa, el estadounidense Center for Study of Global Christianity, que dirigía David B. Barrett y que publicó periódicamente la famosa World Christian Encyclopedia y el Atlas os Global Christianity.

Tal como reveló Introvigne, durante 2011 fueron asesinados 105.000 cristianos en todo el mundo. Ante la publicación de estos datos, surgió una oleada de críticas con el objetivo de desacreditarlos. Según el ex representante de la OSCE, «de estas posiciones podemos sacar una lección: se infravalora hasta tal punto el problema de los cristianos perseguidos que, cuando se citan las cifras, parecen increíbles».