Caso Charlie: La toga, el mazo y el papel de Dios - Alfa y Omega

Caso Charlie: La toga, el mazo y el papel de Dios

Pedro J Rabadán
Foto: charliesfight.org

Sin los tubos, Charlie Gard, un bebé británico de diez meses no puede seguir vivo. Ese respirador artificial que tapa buena parte de su cara angelical, sujetado con esparadrapos, es la barrera que le separa de la muerte. Él, sin ser consciente, luchaba por sobrevivir, agarrando el dedito de sus padres con una mano y con la otra al oso de peluche que siempre le acompañaba en su cama del hospital. El Síndrome de Agotamiento Mitocondrial que padece deja sin energía sus músculos, pulmones y otros órganos. En Londres, los hospitales dicen que la enfermedad es irreversible. Pero un hospital de EE. UU. se ofreció para un tratamiento experimental, novedoso porque esta enfermedad solo la padecen 16 personas en todo el mundo. Una pequeña posibilidad, que por mínima que sea, es todo un rayo de esperanza para unos padres que nunca han dejado de creer en el milagro. Cada día colocan entre los dedos del pequeño Charlie una medalla de Jesús y rezan a su ángel de la guarda. Milagros más grandes se han visto. Les invito a que busquen el caso de Chiara Paolini, con la misma enfermedad, y que ya tiene 9 años.

La justicia británica primero, y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos después, han decidido que lo más humano es la muerte, eufemísticamente llamada digna. Y lo han dictaminado en contra de la voluntad de los padres. Los magistrados han ordenado su desconexión y han impedido a los padres ofrecer a su hijo más tratamiento médico. Dicen que «el interés superior del niño debe prevalecer» y que el tratamiento alternativo sería inútil y no favorecería a Charlie porque «no existen posibilidades de éxito». Niegan la vida y niegan la capacidad de los padres a decidir qué es lo mejor para su hijo. Recordemos que los niños dependen de sus padres, que tienen la patria potestad, y por tanto son quienes deberían tener la última palabra. ¿Qué madre o padre no agotaría todas las posibilidades a su alcance para salvar a quien más quiere en el mundo? ¿En qué momento alguien, por oposición que haya aprobado, se arroga la capacidad de sustraer a los padres la vida de su hijo? ¿Qué tipo de tribunal se apellida de Derechos Humanos cuando en su principio básico no está defender la vida de alguien, sea cual sea la edad?

Foto: charliesfight.org

El Papa ha pedido que se permita a los progenitores, Chris y Connie, «acompañarle y tratarle hasta el final». El mensaje del Vaticano ha resonado en el Reino Unido: «Nunca hay derecho a acabar deliberadamente con la vida humana». La intervención de Francisco ha sido crucial para un cambio de actitud del hospital. Alguna conciencia ha agitado, porque mientras escribo estas líneas la vida del pequeño está en prórroga, cuando ya estaba en el corredor de la muerte. En un primer momento, una vez firmada la sentencia de muerte, negaron también a los padres su última voluntad: pasar las últimas horas de vida de su hijo en casa, «darle un baño, sentarse en el sofá, dejarle dormir en la cuna en la que nunca ha podido hacerlo»… Pero es solo eso, un tiempo añadido. Me sumo a la iniciativa a nivel mundial (#JeSuisCharlieGard) que reza pidiendo dos milagros: primero, que la sinrazón del hombre no condene a Charlie; y segundo, una cura que le permita ganarle la batalla a la muerte.