Obsesiones de la distopía - Alfa y Omega

La distopía –el futuro de una sociedad con características causantes de la alienación humana– se aleja cada vez más de la utopía. Es cierto, El cuento de la doncella-criada (The handmaid’s tale) es uno de los más afamados best-sellers de la escritora Margaret Atwood, que utiliza como recursos temáticos, con frecuencia, la crítica social y el papel de la mujer. Un libro escrito en los años 80 y con ecos del 1984 de Orwell. En la ficción seriada de su novela, producida por Hulu, nos confronta con una serie de obsesiones culturales de la posmodernidad que se abordan como cuestiones no resueltas. Una de ellas, la principal, el vientre de la mujer, síntesis demasiado actual de legislaciones pendientes. Una vez que se ha producido el asesinato del presidente de los Estados Unidos, la toma del poder de los Hijos de Jacob ha implantado un régimen teocrático, Gilead, tras unas elecciones manipuladas y manipuladoras, cargadas de populismo.

Horizontes de fondo. El primero, la maternidad, que aquí es también síntesis del sentido de lo humano, de lo biológico y de lo psicosocial. Nuestro tiempo tiene un problema con la maternidad. Un mundo en el que no nacen niños y en el que las mujeres capaces de fertilidad son utilizadas como doncellas en un rito matrimonial de tres. Un universo claustrofóbico en el que, pese a los pequeños placeres de la vida, que son siempre los mismos, la sociedad instrumentaliza lo divino y lo humano. Quien instrumentaliza a Dios instrumentaliza al hombre y a la mujer. Nos topamos con la utilización mucho más que fundamentalista de la Biblia, de un Dios justiciero que castiga a la humanidad como relato de poder. Un grupo de mujeres con capacidad para procrear es segregado dentro de un sistema perverso de relaciones donde el amor es definido como una estrategia de marketing del placer sexual. «De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad», lema y rema. Los Hijos de Jacob son los artífices de una sociedad posmachista en la que, junto al río, son ahorcados los médicos, los homosexuales y los sacerdotes. Un universo, además, cargado de contradicciones, que nos enfrenta con el juego de la libertad interior y exterior y esa siempre fecunda relación de análogos que por mor de las pasiones que los convierten en contrarios. Una serie claustrofóbica, para mayores y con reparos, que debe dar que pensar sobre cuáles son las bases sobre las que se construyen las relaciones humanas, sociales. La maternidad, la vida, al fin y al cabo.