El arzobispo de Baltimore (EE. UU.) pide a los católicos que utilicen bien su libertad religiosa - Alfa y Omega

El arzobispo de Baltimore (EE. UU.) pide a los católicos que utilicen bien su libertad religiosa

«Antes que una cuestión religiosa o legal, la libertad religiosa es primero y sobre todo una cuestión de dignidad humana», afirmó monseñor William Lori, responsable del comité que trata esta cuestión en la Conferencia Episcopal Estadounidense. Solo quienes experimentan cómo la fe les libera –añadió– pueden dar testimonio de ello a los alejados de la fe

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El arzobispo de Baltimore y presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense, William E. Lori, ha pedido a los católicos que agradezcan a Dios el don de la libertad y que le pidan «usarlo bien y con sabiduría». Así habló en la Misa de clausura de la Quincena por la Libertad, el 3 de julio.

«Es demasiado fácil dejar que este don se quede durmiente o sea desatendido», dijo durante la homilía de la Misa celebrada durante la Asamblea de Líderes Católicos, que se ha celebrado en Orlando sobre el tema: La alegría del Evangelio en América.

Monseñor Lori, presidente del Comité de los obispos sobre Libertad Religiosa, celebró la apertura de la Quincena el 21 de junio en la basílica del santuario nacional de la Asunción de la Santísima Virgen María en Baltimore.

Cuestión de dignidad humana

Esta es la sexta edición de la Quincena por la Libertad, dos semanas de oración, defensa pública y formación sobre la libertad religiosa. Comienza la víspera de la memoria de san John Fisher y santo Tomás Moro, mártires que lucharon contra la persecución religiosa, y termina el Día de la Indepndencia de Estados Unidos.

En su homilía, monseñor Lori exhortó a los delegados participantes en la asamblea a favor de aquellos a quienes se les han negado las libertades y les pidió que busquen leyes mejores e impliquen a los líderes políticos, pero también subrayó que nada es más importante que dar testimonio de la doctrina católica y «llevar a cabo nuestra misión con amor».

No enumeró los desafíos presentes a la libertad religiosa, pero apuntó a que «antes que una cuestión religiosa o legal, la libertad religiosa es primero y sobre todo una cuestión de dignidad humana».

Conversión para abrazar la libertad

Dijo que para abrazar completamente esta visión de la libertad religiosa, los católicos quizá necesiten «pasar por un proceso de conversión» no muy distinto al del apóstol santo Tomás, cuya fiesta se celebraba ese día. El apóstol no quería creer que Jesús había resucitado hasta haber tocado sus llagas y ver que era verdad.

El arzobispo exhortó a los líderes católicos que participaban en la Misa a volver a sus diócesis y parroquias con un sentido renovado de la misión y una comprensión más profunda de la libertad religiosa, que –afirmó– está «insertado en el ADN de una fe que responde».

Cuando los católicos entienden cómo su espiritualidad les libera, continuó, son capaces de «dar testimonio a aquellos alejados de su fe o a aquellos que están tibios o en el umbral de la fe».

Santo Tomás y una televisión

El obispo había comenzado la homilía contando su propia experiencia similar a la del incrédulo Tomás cuando tenía 10 años. La televisión de la familia se rompió y dijeron que no se podía arreglar. Un día, mientras él estaba en casa de un amigo «supuestamente haciendo deberes» pero en realidad viendo un programa, llamaron a su casa de la parroquia diciendo que habán ganado una televisión portátil.

«Cuando volví a casa y mis padres me lo contaron no lo creí. Pensé que era horrible que se inventaran una historia así sabiendo cómo me sentía». Solo lo creyó cuando les entregaron la televisión.

A continuación, en un tono más serio, el arzobispo habló de la experiencia de falta de fe a mayor escala de santo Tomás, y de cómo san Gregorio Magno decía de él que, por su falta de fe, hizo más que los otros apóstoles por reavivar la fe. Según la tradición, difundió el Evangelio a lo que hoy en día es la India.

Su encuentro con el Señor resucitado «le cambió para siempre» y le empujó a «salir mucho de su zona de confort», haciéndose eco de un tema recurrente durante la asamblea: que todos los católicos están llamados a ser discípulos misioneros.

Carol Zimmermann / Catholic News Service