El Papa beatificará en Colombia a un obispo asesinado por la guerrilla - Alfa y Omega

El Papa beatificará en Colombia a un obispo asesinado por la guerrilla

Monseñor Jaramillo se rebeló contra el «miedo a los grupos armados» que paraliza a los colombianos. Con él será beatificado un cura brutalmente asesinado unas décadas antes, Pedro Ramírez. Los asesinos jugaron con su cabeza hasta que unas prostitutas consiguieron rescatar el cuerpo

Ricardo Benjumea
Monseñor Jaramillo visita una comunidad rural

«La gran enfermedad de Colombia se llama miedo». «Le tenemos miedo a los grupos armados. Todos nos tenemos miedo, todos nos callamos por miedo. Nadie ve. Y lo más grave hermanos, hasta matamos por miedo».

Jesús Emilio Jaramillo, primer obispo de Arauca, rompió ese muro invisible en una región con fuerte presencia de la guerrilla y de los paramilitares, hasta que el ELN le torturó y asesinó el 2 de octubre de 1989. Un decreto aprobado por el Papa Francisco ha reconocido este viernes que su asesinato fue por «odio a la fe», lo que significa considerarle un mártir.

Pedro Ramírez, el «mártir Armero».

El 2 de octubre de 1989 el obispo de Arauca visitó varias comunidades y bautizó y dio la Primera Comunión a varios niños. A su regreso, un retén guerrillero detuvo su coche, en el que viajaba con una secretaria, un seminarista y dos sacerdotes. Monseñor Jaramillo pidió a los guerrilleros que liberaran a sus acompañantes. Finalmente, los miembros del ELN retuvieron solo al obispo y a uno de los curas, Élmer Muñoz. Ambos se confesaron mutuamente. Después los separaron. Fue la última vez que el Muñoz vio con vida a su obispo.

Algunos medios de comunicación colombianos aseguran que el Papa lo beatificará personalmente el 8 de septiembre en el municipio de Villavicencio, durante el viaje que hará a Colombia entre el 6 y el 11 de septiembre, una visita que tiene precisamente como uno de sus objetivos apoyar la paz alcanzada con la principal guerrilla del país, las FARC, y las conversaciones en marcha con el ELN, que justamente estos días celebra su 53 aniversario.

Junto a él, será beatificado también el sacerdote Pedro Ramírez Ramos, conocido como el «mártir Armero», un cura muy querido por su cercanía a la gente. Si el pueblo le reconocía ya mártir, ahora la Santa Sede ha certificado de forma oficial que su muerte fue por odio a la fe.

Pedro Ramírez fue asesinado en abril de 1948 en tiempos de fuertes turbulencias políticas. Simpatizantes de Elicer Gaitán, candidato a la presidencia poco antes asesinado, mataron al sacerdote cruelmente a machetazos. Ramírez había sido alertado del peligro, pero se negó a huir.

Le cortaron la cabeza con un machete y comenzaron a jugar con ella, a patadas. Unas prostitutas lograron rescatar su cuerpo.

El Papa firmó también el decreto de las virtudes heroicas de Ismael Perdomo, arzobispo de Bogotá desde 1928 hasta su muerte, en 1950. Se le considera una figura clave en unos años políticamente convulsos en el país, que puso fin a la hegemonía conservadora para dejar paso en el gobierno a los liberales. Su trabajo a favor del diálogo y de la convivencia le hace, de algún modo, precursor de la línea que ha seguido después la Iglesia a favor de la paz y los derechos humanos en el país.

Una contribución a la paz

«Colocaron en primer lugar el amor a Dios y a los hermanos, el celo pastoral por el pueblo que el Señor les había confiado, hasta el punto de entregar su vida, bien con el martirio, bien con un abnegado servicio sacerdotal», destacaron tras hacerse públicos estos decretos, en un comunicado, el presidente y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Óscar Urbina y monseñor Ricardo Tobón.

La Iglesia colombiana confía en que las próximas beatificaciones contribuyan a la paz en el país y al diálogo iniciado entre el gobierno y el ELN, que ha anunciado la posibilidad de una tregua durante la visita de Francisco.

Los decretos ponen también el foco sobre el precio en sangre que ha pagado en estos años la Iglesia. Entre 1984 y 2015, fueron asesinados un obispo (monseñor Isaías Duarte Cancino), 88 sacerdotes, cinco religiosas, tres religiosos y tres seminaristas.