Entrevista al Padre Larburu, amigo de los mártires de Argelia - Alfa y Omega

Entrevista al Padre Larburu, amigo de los mártires de Argelia

El 21 de mayo de 1996 fueron martirizados en Argelia 7 monjes trapenses del Monasterio Nuestra Señora de Atlas. Con ellos, y en especial con el abad Christian de Chergé, trabajó muy de cerca el Padre Blanco Miguel Larburu, durante 41 años misionero en Argelia. Acaba de participar, en Madrid, en el IX Encuentro Misionero de Jóvenes

José Calderero de Aldecoa
Monjes trapenses asesinados en 1996

¿Con qué se queda de sus 41 años en Argelia?
Creo que, durante estos años, he podido anunciar la Buena Nueva de Dios y su proyecto durante todos estos años, aunque muy a menudo no he podido hacerlo de forma explícita. Pero también yo he sido evangelizado por los argelinos. Lo mismo que, en situaciones extremas, el ser humano descubre potencialidades físicas y espirituales desconocidas, así en mi vida espiritual he descubierto nuevos aspectos de Dios en contacto con los musulmanes. Al vivir a menudo en condiciones extremas, he experimentado la Eucaristía como el motor de mi vida, una Eucaristía como la describen los evangelios, pero de manera particular San Juan en el relato del lavatorio de los pies.

¿Cómo se evangeliza en un país de mayoría musulmana?
Lavar los pies, servir, no es una exclusiva de los cristianos. Y esto es lo que está en el meollo del mensaje de Jesús. Pobres, personas privadas de su dignidad, habrá siempre y en todas partes, y un seguidor de Jesús nunca será extranjero a la hora de echar una mano. En estos momentos, continúo mi misión en Bruselas, desde hace un año y medio. Allí he comenzado un proyecto con dos compañeros más, con el objeto de facilitar la integración de los musulmanes y el diálogo con ellos.

El padre Larburu, durante una conferencia.

El encuentro reflexionaba y rezaba en torno a la radicalidad del testimonio de la misión, donde el martirio se está desgraciadamente banalizando. ¿Ha temido alguna vez por su vida?
No tengo miedo en decir que he solido tener miedo. El miedo es necesario para preservar la vida… Durante estas jornadas, se me ha pedido reflexionar y animar el diálogo alrededor del tema de la película Dioses y Hombres. Conocí y colaboré personalmente con el abad Christian. Como responsable de los Misioneros de África en ese momento, en Argelia y Túnez, me tocó precisamente administrar si era sensato o no quedarse en Argelia, en un momento en el que el país perdió el rumbo humano, y una vez decididos a quedarnos, estar cerca de los compañeros, visitando a las comunidades más frágiles y alejadas, sosteniendo a las familias que perdieron un hijo o hija, cumpliendo con el deber de entregar los cadáveres a sus familias… Son misiones que también parecen sobrepasar toda fuerza humana, pero ahí se descubre que Alguien nos sostiene.