La paja en el ojo ajeno - Alfa y Omega

Escribir casi diario es bueno. Ayuda a sentir. Y a pensar. Y a tener claro lo que vas a decir antes de decirlo. En este orden. Es lo que le he sugerido a una persona que me ha hecho un comentario por boca de terceros. Me comentaba que no sabía qué impacto podría tener ante algunas familias el hecho de que dos catequistas de la parroquia fueran a compartir piso –bueno, él dijo «vivir juntos», sin pensar en lo que decía–. Una chica y un chico que han hecho buena carrera, han encontrado trabajo en lo que les gusta, quieren independizarse y necesitan compartir gastos para que les salgan las cuentas. Han terminado sus estudios respetando la inversión que todos los españoles –los que pagan impuestos– han hecho en su formación; han decidido trabajar y empezar a contribuir con la sociedad. No son pareja y lo sabe su entorno. ¡Paja!

Quizá haya algunas personas que prefieran como catequistas a otros chicos y chicas que van por el sexto o séptimo año en la universidad para un grado de cuatro cursos; o a señoras y señores que invierten sus dineros en acciones, sin mirar a qué se dedican las empresas en las que invierten, o que trabajan en compañías que despiden a cientos de personas para que les salgan las cuentas. ¡Viga!

Vuelvo al principio: le he sugerido que escriba sobre aquello de lo que deba opinar. Mejor a mano. El lápiz y el papel son esenciales y, aunque sea un proceso más lento que el ordenador, uno está más íntimamente conectado con las palabras. Escribir antes de opinar, sobre todo si te piden que digas lo que piensas casi a diario, puede ser edificante, puede ser una buena manera de abordar las cosas. Mejor aún si lo rezas antes.

El significado de lo que escribes se hace evidente cuando las ideas quedan fielmente reflejadas; además, puedes analizar la realidad a través de lo que has escrito. El acto físico de escribir está vinculado a la memoria y al corazón. Ayuda a ser ponderado en la reflexión y, si es oportuno, a ser caritativo en la corrección.

Meditar es algo que se hace de manera documentada. Opinar es algo que no se debe hacer a humo de pajas. «No juzgues y no serás juzgado».