«Sin abuelos, esta sociedad no podría existir» - Alfa y Omega

«Sin abuelos, esta sociedad no podría existir»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El presidente de la Asociación Nacional de Vida Ascendente, Álvaro Medina del Campo, junto a su mujer y sus nietos. Foto: Archivo personal de Álvaro Medina del Campo

«¿Qué sería de esta sociedad sin los abuelos? Hoy los abuelos están entregando todo y más por sus hijos y por sus nietos, con mucha generosidad y con mucho cariño. Sin abuelos, esta sociedad no podría existir». Así lo creen Álvaro y Mari, padres de dos hijos y abuelos de ocho nietos, con motivo de la fiesta de san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen y abuelos de Jesús.

Estos días el matrimonio tiene en casa a varios de sus nietos, debido a que las vacaciones escolares no coinciden con las vacaciones de sus padres, y así aprovechan para realizar lo que ellos llaman «nuestra misión». De sus ocho nietos, algunos están bautizados y otros no, «pero nosotros aprovechamos para tratar de hablarles de Jesús. Aquí, con nosotros, se bendice la mesa, rezamos por las noches…, y siempre con dulzura».

Estos abuelos no solo rezan con los nietos, sino que «todos los días rezamos por ellos también. Nosotros hemos comprobado en nuestra vida que la oración es importantísima, y por eso pedimos cada día que ellos, algún día, se encuentren con Jesús como nosotros lo hemos encontrado, y que Él se busque sus medios para darse a conocer por ellos».

Ambos son conscientes de las nuevas dificultades a las que se enfrentan hoy los abuelos, sobre todo gracias a su apostolado en Vida Ascendente, asociación de la que Álvaro Medina del Campo es presidente nacional. «Muchos abuelos sufren porque sus nietos no van a Misa, porque sus hijos se separan, porque no quieren saber nada de Jesús… Por eso pensamos que si tenemos oportunidad de evangelizar de alguna manera a nuestros nietos lo tenemos que hacer. Es una oportunidad grandísima para nosotros para dar esa alegría que nosotros hemos recibido. Esto no son batallitas del abuelo, sino que es una alegría que no nos podemos callar».