Montenegro (Comedias Bárbaras). Nadie encuentra la paz cuando el corazón se animaliza - Alfa y Omega

Montenegro, cacique gallego, dueño y señor de todas las almas de sus pazos y tierras es visitado por la santa compaña. Su «santa» está a punto de morir y parte en barco para re-encontrarse con la moribunda. El viaje le sirve para rememorar sus antiguas andanzas de afrentas y desenfrenos, infidelidades y tropelías.

Carne y espíritu, carne descarnada, carne encarnada, dolor, ira, angustia; revoltijo de vísceras y de personajes desentrañados, sentimientos encontrados. Pasión y sangre… y de nuevo carne. ¿Quién puede encontrar la paz? Nadie cuando el corazón se animaliza. Galicia profunda mezcla de meigas y religiosidad malentendida. Valle-Inclán en estado puro que destila dramatismo, más patetismo. Peplum griego con raíces bárbaras, personajes sacados del más oscuro de los cajones del acerbo cultural hispánico, y todo ello bajo el manto de una desconcertante belleza. Pero ¿Dónde queda la verdad? ¿Dónde el amor? Los lobos lo ahuyentan. Los personajes animalizados son también animales personificados con suma precisión… y de nuevo la carne.

La versión de Ernesto Caballero desasosiega tanto como el propio texto. Un libreto imposible que es traído con la magnificencia de quien conoce a la perfección su oficio, una dramaturgia que sabe ir a lo primario, de ahí la barbarie.

Los actores son una perfecta sinfonía. Sinfonía de fuerzas arrolladoras de actos tan impúdicos como redentores. Literatura que asfixia y conmueve al mismo tiempo. Imposible salir sin el alma apesadumbrada y sobrecogida. Un impacto para los ojos y para los oídos. Nunca antes una música había sido tan marcadamente dramática, un verdadero personaje más, turbadora y vibrante al mismo tiempo.

Una adaptación que no pretende ser literaria y que sin serlo, lo consigue como ninguna. El secreto es ir a esa esencia, pero en Caballero la esencia es tan turbadora, que supera el esperpento.

Para muchos resultará insoportable tanta «carne» ¿Despropósito? ¿Inmoralidad? ¿Provocación? En el espíritu de Valle-Inclán está todo. Él es el que propone, pero Ernesto Caballero dispone. Dispone que luces y sombras pinten un panorama antropológico desolador sin un atisbo de esperanza. Ninguna puerta abierta. El hombre y sus monstruos. Monstruos creados por él, no por Él.

Desgarradora mirada de impecable perfección. Interpretaciones bárbaras como requiere la historia. Actores en permanente catarsis que apabullan, sometidos a la esclavitud de «el texto lo requiere».

La codicia deshumanizante, degradante sólo tiene un camino sin ida y vuelta. Un camino hacia la desesperación.

Más de tres intensas horas que te dejarán sin aliento.

Montenegro (Comedias Bárbaras)

★★★☆☆

Dirección:

Plaza de Lavapiés. Calle Valencia, 1

Metro:

Lavapiés

OBRA FINALIZADA