Bolardos, maceteros… «la verdadera seguridad solo se conseguirá si hay paz en todo el mundo» - Alfa y Omega

Bolardos, maceteros… «la verdadera seguridad solo se conseguirá si hay paz en todo el mundo»

José Calderero de Aldecoa
Tíscar Espigares (segunda por la izquierda), responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid, junto a tres amigas, en una comida de Navidad

Barcelona acoge este fin de semana el Encuentro de Jóvenes Europeos por la Paz, organizado por la comunidad de Sant’Egidio y su grupo de jóvenes. La cita se convocó hace más de un año pero «el destino ha querido que lleguemos con esta peregrinación de paz a esta ciudad que ha sido tan terriblemente golpeada» hace tan solo unos días, afirma Tíscar Espigares, responsable de la comunidad de Sant’Egidio Madrid.

También ocurrió en el encuentro del año pasado, que se celebró en París un día después de que un camión arrollara a cientos de personas en el paseo marítimo de Niza, lo que demuestra, según Tiscar, «la importancia de responder a la violencia. Estamos convencidos que la violencia se vence con la paz, no se vence con el enfrentamiento. Se vence con la solidaridad y con el diálogo».

Este destino, al que se refiere la responsable, ha querido también que tan solo una semana y media después del atentado de Barcelona cientos de jóvenes europeos vuelvan a sus ciudades después de haber participado en el encuentro por la paz organizado por Sant’Egidio «convencidos de la importancia de cambiar nuestras ciudades desde el diálogo y la paz».

Antes del evento en Barcelona, en el que «vamos a rendir un homenaje a las víctimas», la comunidad también ha querido organizar un encuentro en Madrid, a las 20:30 de este miércoles 23 de agosto en la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas (C/ Dos de Mayo, 11. CP: 28004), para rezar por las víctimas de los atentados y por la paz.

Como cristianos, ¿qué podemos hacer contra el terrorismo y por la paz?
Como cristianos podemos hacer mucho por la paz. Una primera respuesta, que es lo que hemos convocado para esta tarde en Madrid, siempre es la oración, que es en la que nos dirigimos al Señor. Dios es la fuente de la paz. Hay gente que piensa que rezar es algo inútil o perder el tiempo y no lo es porque la oración cambia el corazón. Y es desde el corazón desde donde nace muchas veces esa semilla de violencia que luego se convierte en maldades y en tremendos acontecimientos como los que vemos estos días en Barcelona y en tantas otras partes del mundo.

Y en segundo lugar, trabajar por la paz es luchar contra toda la violencia. Nosotros creemos que estar del lado de los pobres y construir ciudades a partir de la solidaridad, del diálogo, desde el encuentro, es una manera de trabajar por un futuro de paz para todos. Estamos convencidos de que la verdadera seguridad, que es uno de los objetivos que tanto persigue nuestro mundo, solo se conseguirá con la paz, con una paz global que llegue a todos los rincones del mundo.

Hasta ahora se había hablado de la importancia de la integración de los inmigrantes como uno de los frenos para su posible radicalización, pero vemos que en los atentados de Barcelona y Cambrils alguno de los terroristas no solo estaba integrado sino que además tenía un buen sueldo. ¿Cuáles son las claves para trabajar con los inmigrantes?
Nosotros creemos en el diálogo. No es bueno nunca, para nada y para nadie aislar a las personas o a los grupos. Nosotros creemos que en este mundo globalizado, donde las distancias se han acortado, donde uno puede tener entre sus vecinos gente de procedencia y de credos diferentes, estamos llamados a dialogar y encontrarnos. No podemos construir guetos, fronteras. La separación es una forma de violencia.

Integrar significa diálogo. No se trata de anular la diferencia, sino de aprender a coexistir, a construir sociedades de la convivencia. Este es uno de los grandes desafío del mundo contemporáneo. Tenemos que aprender a respetarnos, a valorar al otro, encontrarnos desde el respeto, desde el aprecio, desde el diálogo.

Tras lo que ha pasado es triste escuchar tantos debates y tertulias en los que se lanzan la sospecha sobre todos los que vienen de fuera.

Recientemente me decían que dentro de los refugiados puede haber personas que vengan a cometer atentados. Yo creo que no se pueden hacer este tipo de afirmaciones. Los actos terroristas los comenten personas y no religiones o nacionalidades. Está claro que el futuro pasa porque sepamos dialogar con los demás, porque seamos sociedades plurales donde hay gente de lo más variado y convertir eso en una riqueza.

Hablemos de la gente joven. Este fin de semana, reuniréis a un nutrido grupo en el Encuentro por la Paz en Barcelona, que es la misma ciudad que fue atacada hace unos días por un célula terroristas en la que ningún integrante superaba los 27 años.
Para mí ha sido impresionante ver cómo la mayor parte de los componentes de esta célula son gente muy joven, hasta menores de edad. Esto llama la atención.

Nosotros llevamos mucho años con un movimiento de jóvenes vinculado a la comunidad de Sant’Egidio cuyo nombre es precisamente Jóvenes por la paz. Creemos en los jóvenes y trabajamos para que sean los protagonistas de las ciudades plurales de las que te hablaba antes. Creemos en los jóvenes que ayudan a los inmigrantes; en los jóvenes que ayudan a los ancianos, tan descartados en la sociedad de hoy; en los jóvenes que asisten a las personas que no tienen hogar; en los jóvenes que orientan a los niños de las periferias, donde por desgracia asisten a la escuela de la violencia de la calle; en los jóvenes, al fin y al cabo, protagonistas de la construcción de un mundo diferente. No hay nada más educativo que un joven tenga la responsabilidad de otra persona.

A pesar de los profetas de desventuras, nosotros creemos que en las manos de los jóvenes hay un futuro de esperanza.

El tema de la peregrinación que hacemos ahora a Barcelona es precisamente Más jóvenes, más paz. Los jóvenes son una gran fuerza de paz, un gran recurso que puede construir un futuro mejor para todos.

El cardenal Osoro, en Roma, junto a Tíscar Espigares y don Marco Gnavi. Foto: Comunidad de Sant’Egidio

¿Qué esperáis de este encuentro?
Que sea un paso más. Van a venir jóvenes de España, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Italia,… Evidentemente va a ser un momento importante para nosotros, un momento de reflexión, de solidaridad, de confrontarnos con este mundo violento al que hay que hacer frente claramente. Estamos convencidos que la violencia se vence con la paz, no se vence con el enfrentamiento. Se vence con la solidaridad y con el diálogo.

El encuentro ya estaba convocado desde hace un año y el destino ha querido que lleguemos con esta peregrinación de paz a esta ciudad que ha sido tan terriblemente golpeada. Vamos a rendir un homenaje a las víctimas que ha dejado el atentado la semana pasada y, sobre todo, es una ocasión de mirar al futuro con esperanza. Es una ocasión para que muchos jóvenes vuelvan a sus ciudades europeas convencidos de la importancia de cambiar nuestras ciudades desde el diálogo y la paz.

Un día antes del Encuentro de Jóvenes Europeos por la Paz de 2016 también hubo un atentado en la misma ciudad en la que se celebraba…
Sí, es llamativo. Fue poco tiempo después de los atentados de Niza y el encuentro era en París. Este año, el encuentro se celebra en Barcelona, que también acaba de ser golpeada por el terrorismo.

Eso demuestra la importancia de responder a la violencia, que se está abriendo camino en nuestro mundo. Los terroristas no quieren un mundo en paz, quieren un mundo aterrorizado, enfrentado. Quieren enfrentar a las religiones, a las personas, a los grupos, a las comunidades. Y eso nos refuerza aún más, si cabe, en esta convicción, y este sueño, de hacer frente a esto pero desde el bien, desde la paz, desde el diálogo, que es lo que vamos a hacer con este encuentro de jóvenes.

Cambio de tercio. Se acaba de presentar el mensaje del Papa para la Jornada del Migrante y del Refugiado. Vuelve Francisco a pedir que se abran ya corredores humanitarios. Desde Sant’Egidio habéis estado hablando con el Gobierno español para implantarlos. ¿A qué se está esperando?
Falta que el Gobierno dé el visto bueno. La competencia para emitir los visados humanitarios la tiene el Gobierno.

En Europa ya están funcionando. En Italia ya hay 1.000 refugiados que han llegado de países en guerra, fundamentalmente de Siria pero no solo. También han llegado de Etiopía, Eritrea..

En Francia también se han empezado a aplicar. El 14 de marzo se firmó el acuerdo con el Gobierno y hace un par de meses llegaron los primeros refugiados.

Y en España llevamos mucho tiempo trabajando con el Gobierno, escuchando, proponiendo. Estamos a la espera de una respuesta, pero son ellos los que tienen que conceder los visados humanitarios que son los que permiten la entrada legal y segura de estas personas que tanto lo necesitan. Está en su mano.