El Papa pide que la cárcel no sea un «instrumento de tortura» - Alfa y Omega

El Papa pide que la cárcel no sea un «instrumento de tortura»

Redacción

El paso de una persona por la cárcel debe tener un horizonte de esperanza, dijo este jueves el Papa. De no ser así, «es solamente un instrumento de tortura», aseguró Francisco en un vídeomensaje enviado a los presos del centro de estudiantes universitarios del complejo penitenciario argentino de Ezeiza.

«Los internos están pagando una pena, una pena por un error cometido. Pero no olvidemos que para que la pena sea fecunda debe tener un horizonte de esperanza», dijo el Santo Padre.

«De lo contrario, queda encerrada en sí misma y es solamente un instrumento de tortura, no es fecunda», agregó el Santo Padre en su mensaje.

En este mismo sentido, Bergoglio aseguró que la «pena con esperanza de reinserción social es fecunda». Para ello es necesario, continuó, «capacitación social, mirando al futuro, y esto es lo que están haciendo ustedes».

Siempre habrá problemas

En el vídeomensaje, el Papa demostró conocer a la perfección el centro penitenciario, así como su taller de música con el que los presos «están mirando a la reinserción social». Por eso quiso dar las gracias a todos los que lo hacen posible.

Asimismo, animó a los presos a continuar con sus estudios impartidos por la Universidad de Buenos Aires con los que «ya os estáis reinsertando. Ya estáis mirando a la reinserción social».

Antes de despedirse, el Santo Padre quiso dejar claro que «problemas hay y los habrá, pero el horizonte es más grande que los problemas, la esperanza supera todos los problemas», concluyó.

Agencias / Redacción

Texto completo del vídeomensaje del Papa

Mis amigos que forman parte del Centro de estudiantes universitarios de Ezeiza, un cordial saludo, un saludo que evoque esas llamadas dominicales que hago al penal. Estoy al tanto de todas vuestras actividades y me da mucha alegría la existencia de este espacio, un espacio de trabajo, de cultura, de progreso, es un signo de humanidad. Y no podría existir si entre ustedes no hubiera personas de tanta sensibilidad humana, entre los internos, los agentes del servicio penitenciario, directivos, jueces, miembros de la Universidad de Buenos Aires y los estudiantes. Gracias.

Ahora un paso más. Impulsaron la apertura del Taller de música. Quiero agradecer a todos los que ayudaron en esta iniciativa: al señor jefe Claudio Segura, al director señor Alejandro González, al apoyo y el aval de la Universidad de Buenos Aires y del Poder Judicial y, sobre todo, a los secretarios de Casación, Luis y Víctor y a los internos a cargo del Centro de estudiantes —Marcelino, Guille, Edo— que los conozco por teléfono. Gracias por todo lo que han hecho.

Es un aliento de vida esto que está sucediendo en el penal entre ustedes. Y la vida —ustedes lo saben— es un regalo, pero un regalo que hay que conquistarlo cada día. Nos lo regalan pero tenemos que conquistarlo cada día. Tenemos que conquistarlo en cada paso de la vida. Un regalo que no es fácil conservarlo. Ánimo cada día. Dificultades a montones, todos las tenemos, pero ese regalo lo cuidamos y lo hacemos progresar, lo cuidamos y lo hacemos florecer.

Los internos están pagando una pena, una pena por un error cometido. Pero no olvidemos que para que la pena sea fecunda debe tener un horizonte de esperanza, de lo contrario, queda encerrada en sí misma y es solamente un instrumento de tortura, no es fecunda. Pena con esperanza, entonces es fecunda. Esperanza de reinserción social, y para eso, capacitación social, mirando al futuro, y esto es lo que están haciendo ustedes. Con este nuevo taller de música están mirando a la reinserción social, ya ahora se están reinsertando con los estudios, con la Universidad de Buenos Aires, están mirando a la reinserción social. Es una pena con esperanza, una pena con horizonte. Vuelvo a decir, problemas hay y los habrá, pero el horizonte es más grande que los problemas, la esperanza supera todos los problemas.

Queridos amigos, rezo por ustedes, los tengo cerca al corazón, les pido que no se olviden de hacerlo por mí. Que Dios los bendiga y adelante, siempre con una sonrisa. Hasta el próximo llamado.