9.000 niños valencianos conocen a Jesús en los Juniors - Alfa y Omega

9.000 niños valencianos conocen a Jesús en los Juniors

Irene, Leo y muchos otros chicos aprenden, mediante juegos, a vivir el Evangelio en su día a día

María Martínez López
Niños del grupo de Juniors de San Antonio Abad, durante una de sus actividades. Foto: Paula Lillo

¡Ya es septiembre! Comienza un nuevo curso, y con él los niños no solo vuelven al colegio, sino a un montón de actividades: deportivas, culturales y, cómo no, a los grupos de sus parroquias y movimientos. Es el caso de los nada menos que 9.000 niños de la archidiócesis de Valencia miembros del movimiento diocesano Juniors, que funciona en 152 parroquias.

Los niños suelen unirse a este movimiento después de hacer la Primera Comunión. Irene tiene 10 años, y el curso pasado entró en el grupo de la parroquia San Antonio Abad, de Canals. «Unas amigas mías estaban en Juniors y me dijeron que hacían juegos y se divertían mucho». En Canals, los 130 chicos del grupo se reúnen por edades todos los sábados por la tarde. Y, como le habían contado a Irene las niñas que la animaron a apuntarse, los más pequeños siempre empiezan con un juego. Leo, un año mayor, explica que después del juego los educadores «nos dicen por qué lo hemos hecho».

Leo. Foto: Paula Lillo

A nosotros nos lo cuenta Paula, una de las educadoras de su grupo: esos juegos representan situaciones del día a día, y con ellos los educadores «les enseñamos a ver cómo el Evangelio nos da luz» para vivir como Jesús quiere. Después de reflexionar sobre ello, cada sábado los chicos eligen una tarea para la semana siguiente. Son cosas sencillas: «Ayudar a nuestros padres en las cosas de casa o no discutir con ellos», pone como ejemplo Leo. «Y al sábado siguiente decimos si lo hemos hecho bien», añade Irene. Cada reunión termina con una Misa.

Leo, como ya lleva dos años en Juniors, se ha dado cuenta de que los juegos van cambiando. Al principio, dice, son «para aprender amistad, compañerismo y trabajo en equipo: guiar a un compañero tuyo que va con los ojos vendados y cosas así». Paula explica que el primer año, como todos los chicos llegan nuevos, «lo más importante es que construyan un grupo unido». Esta etapa se llama Pacto, porque a final de curso «nos comprometemos a ser amigos de todos los compañeros» del grupo, nos cuenta Irene. Ella dio este paso hace unos meses, y con el resto de niños de su edad recibió el crismón, una insignia con la X y la P que representan las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego. Es uno de los signos de Juniors.

Cada parroquia, una pañoleta

Irene. Foto: Clara Pérez

El otro símbolo de este movimiento es la pañoleta, que en cada parroquia tiene colores distintos. En la de Canals, es verde, blanca y roja. Irene la recibirá este curso, porque va a empezar la etapa de Identidad. Después de aprender a ser amigos del resto –cuenta Leo–, en Identidad las actividades tratan sobre la vida de la parroquia a la que pertenece el grupo, y por eso reciben la pañoleta que les identifica con ella. Leo ya la lleva. «Tuvimos una Misa, y después de bendecirlas el cura y nuestro monitor nos las iban dando».

Luego –continúa Paula– vienen las etapas de Experiencia, donde los chicos «van creciendo tanto como personas como en su fe», y de Estilo de Vida, donde los más mayores «tienen ya claro que quieren seguir a Jesús» y aprenden más sobre Él, sus discípulos y la Iglesia. Cuando terminan el camino de Juniors, los chicos ya están preparados para convertirse ellos mismos en educadores del movimiento –hay 1.500 en toda Valencia–, o para ayudar en su parroquia en cualquier otra tarea que haga falta.

A Irene y Leo todavía les queda mucho para la meta, pero Leo ya se da cuenta de que ser de Juniors le ayuda a ser mejor amigo de Jesús, porque «aprendemos muchas cosas sobre qué hizo y cómo ser como Él; por ejemplo, comprensivos con los demás».