La hoja de ruta para la paz en Colombia - Alfa y Omega

La hoja de ruta para la paz en Colombia

Construir comunidad, tender puentes entre antiguos enemigos… Esta es la propuesta del Papa para la reconciliación de los colombianos

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Foto: CNS

La teología del pueblo que impregna el pensamiento del Papa tiene su correlato social y político. «No necesitamos un proyecto de una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo», puesto que «el sujeto histórico de este proceso [de construcción de una “sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones”] es la gente y su cultura», no «una élite». La frase está en la exhortación Evangelii gaudium. Francisco la rescató durante su viaje a Colombia, explicitando cuál era la brújula de buena parte de sus mensajes. A un país que «a tientas busca la paz», el Papa le advertía que no debe poner sus esperanzas en caudillos ni en soluciones mágicas. Hacer comunidad, superar las barreras, tender puentes entre los antiguos enemigos… Esa es la propuesta de la Iglesia.

Queda mucho por hacer. La sociedad colombiana sigue polarizada a ocho meses de la celebración de elecciones presidenciales. El expresidente Uribe, máximo abanderado del no al acuerdo con las FARC, no asistió a los actos con presencia del presidente Santos, ni tampoco este viajó al feudo uribista de Medellín. Es legítimo igualmente dudar de la sinceridad de algunas muestras de arrepentimiento de antiguos líderes guerrilleros o paramilitares. En Colombia –advirtió con realismo Francisco– «todavía hay espacio para la cizaña», pero eso no debe llevar a perder «la paz», sino más bien a extremar el cuidado por «el trigo», por los brotes verdes de una Colombia más justa y fraterna que este viaje no solo ha demostrado que realmente existen, sino que su consistencia es mucho más firme de lo que a primera visa pudiera suponerse, hasta el punto de ofrecer los cimientos firmes sobre los que edificar un país mejor. La esperanza se funda en las víctimas capaces de vencer «la comprensible tentación de la venganza»; en la capacidad sobrenatural de perdonar al otro crímenes humanamente imperdonables; en la certeza de que Dios ofrece siempre al pecador una segunda oportunidad… Pero para que haya reconciliación alguien tiene que dar el primer paso, y es ahí donde el Papa hizo un llamamiento directo a los cristianos para iniciar ese «cambio cultural» que solo puede empezar «desde abajo».