Osoro, a los presos: «Sin vosotros, la Iglesia estaría mutilada» - Alfa y Omega

Osoro, a los presos: «Sin vosotros, la Iglesia estaría mutilada»

«Hoy he estado en la cárcel. ¡Cuánto se aprende! Entrad, visitad, pues su vida es el grito de Cristo: “Estuve preso y vinisteis a verme”»: esto ha dicho en su Twitter el cardenal Osoro tras su visita este lunes a los internos del centro penitenciario de Soto del Real, en la que ha celebrado la Eucaristía con ellos y ha visitado los distintos módulos

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El cardenal Osoro con los presos de la cárcel de Soto del Real el 27 de diciembre de 2016. Foto: Óscar González/Infomadrid

La visita del cardenal se enmarca en la celebración de este domingo de la festividad litúrgica de Nuestra Señora de la Merced, patrona de instituciones penitenciarias, ocasión que ha aprovechado para enviar una carta a los presos de Soto del Real y del Centro de Inserción Social Victoria Kent, ambos en la archidiócesis de Madrid. En ella les dice que «sin vosotros la Iglesia estaría mutilada, no podría hacer visible el rostro de Cristo que se revela también en vosotros y en la dureza de las situaciones que en muchos casos os ha conducido a la cárcel. También en la cárcel sois elegidos y bendecidos por el Señor».

El arzobispo de Madrid, que en su visita ha estado acompañado entre otros por el vicario episcopal de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia, la delegada de Pastoral Penitenciaria, María Yela, y el capellán de Soto del Real, Paulino Alonso, considera a los internos como «unos buenos amigos» porque «de vosotros recibo más de lo os puedo dar», y les recuerda las palabras de Juan Pablo II en el Jubileo de las prisiones para pedir «que la reinserción no sea una palabra hueca y sin contenido», por lo que solicita «repensar el sistema penal evitando que la pena se convierta en una odiosa retorsión social». Además de recordar «a las víctimas de los delitos, frecuentemente olvidadas», y a «todos los agentes, no siempre reconocidos, que intervienen en el procedimiento penal y penitenciario», convoca a «una justicia reconciliatoria» basada en «políticas que se esfuercen en crear nuevas ocasiones de recuperación».

El cardenal Osoro subraya al mismo tiempo en su carta a los presos que «no existen las personas irrecuperables», porque «la perfectibilidad es un atributo que nos ha regalado Dios». Y les exhorta a que, «cuando estéis a punto de tirar la toalla y desesperar, por favor (…) agarraos fuertemente al Señor. Cuando los seres humanos fallamos, Él jamás traiciona. Su lealtad está a prueba de todo. Incluso aun cuando la hayamos puesto a prueba con errores o pecados irreversibles en sus consecuencias. Dejaos querer por Dios».

El arzobispo de Madrid subraya que «la dureza de las condiciones de la vida carcelaria no deben impedir un encuentro profundo con el Señor. Él fue enviado a dar la Buena Noticia a los pobres y a proclamar la libertad a los cautivos. Pero nada de eso podremos experimentar si no renunciamos a nosotros mismos, si no asumimos nuestros errores, si no reparamos en lo posible el daño que hemos causado y nos adentramos por un camino nuevo. En él no nos faltará la ayuda de Dios y de la Iglesia, muy especialmente a través de la Pastoral Penitenciaria y del voluntariado cristiano».

La delegada de Pastoral Penitenciaria, María Yela, que acompaña al cardenal Osoro durante sus visitas al centro, afirma que «es impresionante la profundidad que se respira en estos encuentros, animados por los testimonios y los cantos de los internos. Don Carlos, los internos y el resto de asistentes salimos siempre renovados de estas celebraciones, que no nos dejan indiferentes nunca. Él les anima a sentirse elegidos para vivir y anunciar a Jesucristo durante este tiempo entre rejas, a construir una libertad interna. Al final don Carlos nos entregó una lámina de La Piedad a cada uno, recordándonos que María nos sostiene en sus manos de Madre como lo hizo con su Hijo».