Eva María y Miguel Ángel: «La gente necesita oír “Dios te ama”» - Alfa y Omega

Eva María y Miguel Ángel: «La gente necesita oír “Dios te ama”»

Miguel Ángel y Eva María son un matrimonio de Toledo que participa desde hace años en las actividades de evangelización directa organizadas por la diócesis: Family day y Family night, Misericordia por los cinco sentidos… Con sus hijas, Marta Teresa, Beatriz Inmaculada y Patricia, salen a la calle anunciar el amor de Dios, «y eso genera felicidad en ti y en los demás»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Archivo personal de familia Almendros Cerrada

¿Cuándo nació vuestra esta inquietud por evangelizar?
Miguel Ángel: Alrededor del embarazo y nacimiento de nuestra hija mayor. Yo estaba en una crisis personal y, a raíz de ahí, el Señor se presenta ante mí por una amiga nuestra, Carolina, que en el supermercado del pueblo nos invita a acompañarla a un grupo de matrimonios en la parroquia. Allí conocemos a personas que viven con el Señor en el centro. Nosotros íbamos a Misa todos los domingos, pero no habíamos tenido un acompañamiento, alguien que nos mostrara al Señor. Y eso lo tuvimos en este grupo de matrimonios.

Eva María: Estábamos los dos en búsqueda. Cuando tuve a mi hija en mis brazos vi la importancia del amor. Al estar con estas familias descubrí a Jesucristo en medio de nuestra familia. Los dos abrimos los ojos: ¡al Señor lo tenemos aquí delante!

M. A.: Y fue conocer al Señor y darnos cuenta de que muchos no lo conocían. A esa inquietud no le dimos salida hasta octubre de 2014, cuando un amigo de este grupo de matrimonios me invita a tomar un café y me propone salir una noche a anunciar a Jesucristo por la calle por la noche. Yo no lo acaba de ver, no eran horas [risas], pero al final lo hicimos. Así nació Family night.

¿Qué os pasó esa primera noche?
M. A.: Yo salí con muy poca fe, no esperaba que ocurriera nada. Los primeros que abordamos fueron unos novios. Básicamente les dijimos: «Hola, somos misioneros de la Iglesia católica y venimos a deciros que Dios os ama». Y enseguida, nada más conocerlos, nos contaron que hacía poco que habían fallecido sus abuelos. A mí me impresionó cómo abrieron su corazón. Y luego aceptaron entrar un rato a la capilla a rezar. Eso nos ha pasado muchas veces después. Es espectacular ver actuar al Espíritu Santo. La gente necesita oír que Dios les ama. Necesitan oír el kerigma de forma expresa.

E. M.: Cuando se marcharon esa noche, yo pensé: «Estos están mal de la cabeza», pero Miguel Ángel volvió tan encendido que vi algo, y la tercera vez que se organizó ya fui yo la que salió y él se quedó con las niñas.

¿Cómo os suele recibir la gente?
E. M.: El Señor te sorprende. Piensas que vas a recibir un tortazo, y al final hay quien se queda rezando una hora dentro de la capilla.

M. A.: Hay noches en que hay más gente esperando a entrar en la capilla que en los bares de la zona [risas].

También salís de día, con los niños…
E. M.: Sí, poco después surgió Family day. Un domingo vamos todos con otras familias a algún pueblo de la diócesis. Después de Misa nos presentamos y anunciamos lo que vamos a hacer por la tarde. Compartimos la comida, damos algún testimonio, y después salimos puerta a puerta. En un pueblo nos dijeron: «Ya era hora de que vinieran católicos, porque estamos hartos de los testigos de Jehová». Es muy bonito ver que nuestras hijas nos acompañan en este camino.

M. A.: Lo hemos vivido todo juntos. Cuando vamos a dar una charla la preparamos en casa, y es un regalo que tus hijos vean cómo te das a los demás. Ven que sus padres lo hacen juntos, eso es precioso. Te preguntan, y les cuentas lo que vas a hacer. Nos ven que vamos juntos y muy enamorados a dar testimonio de Dios. Eso tan bonito forma parte de su educación.

¿Por qué los católicos no evangelizamos más?
M. A.: A los cristianos nos han hecho creer durante años que la fe es algo privado y acomodado. Hemos perdido algo fundamental en nuestra fe: el anuncio, el «Id y evangelizad». Cuando la fe no se pone al servicio de los demás, disminuye.

¿Cómo dar ese empujoncito?
M. A.: La fe se entrena evangelizando. Después de estas actividades extraordinarias de evangelización llegas a casa encendido, porque has visto actuar al Espíritu Santo en un hermano que no conocía a Jesucristo. Y entonces en tu vida ordinaria empieza a ocurrir que comienzas a evangelizar, porque estás entrenado. Y cuando vas al supermercado, en tu trabajo, en casa, con los vecinos, ya estás en actitud de anunciar a Jesucristo. Se convierte en un hábito, y en lo ordinario no puedes parar de anunciar el kerigma.

E. M.: Evangelizar es dar tu testimonio, abrir tu corazón a los demás. Y sales lleno. No se trata de atreverse o no, se trata de confiar en el Señor. Es Él el que te ayuda a hablar.

M. A.: Necesitamos anunciar a Jesucristo. La fe tiene esta dinámica. Es bueno que la gente se apunte a estas actividades extraordinarias, que participen, que vean cómo actúa el Espíritu Santo. Busca en tu ciudad actividades de nueva evangelización. Tu vida va a cambiar. Si no, tu fe no crecerá.