El paúl que fue al martirio como un niño - Alfa y Omega

El paúl que fue al martirio como un niño

La familia vicenciana se prepara la beatificación de 60 mártires el 11 de noviembre en Madrid

Redacción
Foto: www.beatificacionmartiresvicencianos.org

El hermano Roque estaba convencido de que Dios lo quería mártir. Por eso, cuando en España todavía no había ni asomo de persecución religiosa, pidió destino a la misión de los paúles en Cuttack (India). Al no conseguirlo allí no perdió la esperanza. Decía a sus compañeros: «¡Yo seré mártir! ¡Dios se las arreglará!». El domingo 19 de julio de 1936, fiesta del santo fundador, subió descalzo al Cerro de los Ángeles y allí pasó el día en oración y ayuno, como solía hacer todos los años, para pedir esa gracia. Tres días más tarde cayó de un disparo en la cabeza al ser reconocido como religioso en el madrileño barrio de Hortaleza.

A la casa de los paúles en Madrid había llegado la noticia de que dos compañeros de la orden habían sido detenidos y asesinados, pero en aquellos días del recrudecimiento de la persecución religiosa las noticias eran todavía muy confusas.

Entonces el hermano Roque pidió permiso a su superior para ir en su busca y averiguar su paradero. Así lo contaba un testigo: «Obtenido el permiso, se vino brincando de gozo como un niño donde estábamos reunidos los sacerdotes, y con una alegría que no podía disimular ante la perspectiva de ser pronto mártir, nos dice: “Voy con la bendición de Dios a enterarme de nuestros hermanos de Hortaleza, y determinado a confesar altamente mi fe si sale el caso, que con seguridad saldrá. Si no vuelvo, no se preocupen de mí, sino canten un tedeum al Señor en acción de gracias, porque me habrán martirizado y estaré en el Cielo”. Esa fue su despedida».

Foto: www.beatificacionmartiresvicencianos.org

Roque se había puesto delante de su superior, de rodillas y con las manos sobre el pecho para pedir su bendición. Llevaba un pantalón normal, una camisa y un bastón.

El 22 de julio, llegó a Hortaleza y le echaron el alto unos milicianos. «¿A dónde vas?», le dijeron. «Me han dicho que aquí hay un convento en el que recogen a los padres», contestó, declarando que era un hermano paúl de la casa de la calle García de Paredes. «Vuélvete a Madrid, aquí no se recoge a nadie», le espetaron. Y cuando se dio la vuelta le dieron un tiro por la espalda que le entró por la nuca. «¡Han matado a un fraile!», comentaba la gente.

«Estoy seguro de que de que murió confesando a Jesucristo, a quien tenía siempre en sus labios y en su corazón», dijo tras conocer la noticia uno de sus mejores amigos, el padre Hilario Orzanco.

El hermano Roque y otros 59 miembros de la familia vicenciana (40 paúles, 2 hijas de la Caridad, 7 laicos hijos de María, 5 sacerdotes diocesanos y 6 caballeros de la Medalla Milagrosa) van a ser beatificados el 11 de noviembre, a las 11 horas, en el Palacio Vistalegre.

La mayoría de ellos (39) recibió la palma del martirio en Madrid: un buen grupo estaba vinculado a la basílica de la Milagrosa, mientras que el resto procedía de las casas de Atocha, Hortaleza, Valdemoro y la casa de la calle Fernández de la Hoz. Los otros 21 mártires dieron su testimonio en Cataluña, Valencia y Murcia.

Más información en: www.beatificacionmartiresvicencianos.org