Los cristianos vuelven a huir de la llanura de Nínive - Alfa y Omega

Los cristianos vuelven a huir de la llanura de Nínive

La cercanía de los enfrentamientos entre peshmergas kurdos y soldados iraquíes ha hecho que los cristianos abandonen Telesqof, Telkaif, Baqofah y Batnaya, localidades a las que muchos acababan de regresar

María Martínez López
Foto: AFP Photo/Marc-Antoine Peláez

Cuando parecía que el ansiado regreso a casa de los cristianos de la llanura de Nínive podía empezar a convertirse en realidad, la creciente tensión por la cuestión kurda amenaza con volver a vaciar de caldeos y asirios esta región del norte de Irak.

Tanto la fundación cristiana asiria Shlama como el obispo caldeo de Erbil, monseñor Bashar Matti Warda, han denunciado que en los últimos días muchas familias cristianas han huido de Telesqof. Se trata, según la fundación, de la mayoría de las 700 familias cristianas que habían regresado tras la derrota del Daesh. El martes, en esta localidad, dos niños sufrieron heridas de bala mientras jugaban al fútbol, como consecuencia de un enfrentamiento armado entre peshmergas y soldados iraquíes.

Foto: Fundación Shlama

Otras localidades tradicionalmente cristianas, Telkaif, Baqofah y Batnaya, también fueron testigo el martes de cómo la población cristiana volvía a llenar coches, furgonetas y autobuses para dirigirse a Alqosh y otros pueblos cercanos. Según informa la web Ankawa.com, el mismo martes ya habían caído algunos proyectiles sobre el centro de Telkaif.

Reconstrucción sobre la cuerda floja

El regreso de la población cristiana a sus casas era una de las grandes apuestas de las iglesias en Irak de cara a la reconstrucción del país. A finales de septiembre, Ayuda a la Iglesia Necesitada organizó en Roma una conferencia para presentar un Plan Marshall por valor de 250.000 euros para financiar la reconstrucción de 13.000 casas. El proyecto fue puesto en marcha de forma conjunta por las iglesias caldea, siro-católica y siro-ortodoxa.

Sin embargo, al mismo tiempo los obispos son conscientes de que aún más urgente es reconstruir el tejido social. Desde el referéndum sobre la independencia que el 25 de septiembre se celebró en la región autónoma del Kurdistán y en otras zonas controladas por los peshmergas y que arrojó unos resultados mayoritariamente a favor, la tensión no ha hecho más que aumentar.

El Gobierno iraquí ha desplegado sus fuerzas por la región, y hace una semana estas, con ayuda de milicias chiíes, tomaron la ciudad de Kirkuk, un territorio rico en petróleo disputado entre Bagdad y Erbil, la capital kurda. Este miércoles el presidente kurdo se ha ofrecido a congelar los resultados del referéndum, como concesión previa de cara a una negociación.

A la amenaza que supondría un nuevo conflicto para los cristianos, se une el hecho de que, en el caso de producirse uno entre kurdos y árabes, las numerosas milicias cristianas creadas en los últimos años para combatir al Daesh quedarían divididas, con distintos grupos apoyando a cada bando y, por tanto, enfrentándose entre sí.