Begoña fue una persona sin hogar. Ahora asesora a Cáritas - Alfa y Omega

Begoña fue una persona sin hogar. Ahora asesora a Cáritas

El II Encuentro Estatal de Personas Sin Hogar de Cáritas Española ha puesto el foco en las experiencias, cada vez más frecuentes, de la integración de los propios usuarios en la toma de decisiones sobre el funcionamiento de los centros y residencias

María Martínez López
Foto: Antxon Castresana

Al II Encuentro Estatal de Personas Sin Hogar organizado por Cáritas Española –los días 26 y 27 de octubre– no se sabía quién acudía. No era fácil distinguir entre quién es o ha sido usuario de los servicios de la entidad para personas sin hogar, y quién es voluntario o técnico. Ambos grupos participaban a partes iguales.

El objetivo de la cita era –explica Enrique Domínguez, responsable nacional del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Española– seguir impulsando la participación de las personas sin hogar. «Creemos mucho en el empoderamiento de las personas para su propio proceso de recuperación», y también en que colaboren en la misma organización y funcionamiento de los recursos.

Es el caso de Begoña, una de las asistentes, que compartió su experiencia durante el encuentro. Ella es de Ciudad Real, y hace unos años pasó por una situación de sinhogarismo. En 2015, cuando ya había salido adelante y vivía de forma autónoma, participó con otros siete usuarios y exusuarios en un grupo para evaluar los tres centros de atención integral y el centro de inserción Casa de Abraham, todos pertenecientes a Cáritas diocesana de Ciudad Real.

Los participantes prepararon sus reflexiones con la ayuda de un cuestionario, y luego pudieron compartirlas y debatirlas. Aunque en un principio se pensaba que el proceso tuviera tres reuniones, luego se alargó para facilitar el intercambio de vivencias y la elaboración de las conclusiones.

«Una gran responsabilidad»

Fruto de su trabajo, surgieron propuestas como crear nuevos talleres, dedicar más tiempo a la orientación laboral, que hubiera un piso de transición a la vida autónoma del que también pudieran beneficiarse las mujeres. O, incluso, cambiar los horarios de los educadores «porque si cuando están tienen que estar pendientes del teléfono o la puerta no había forma de centrarse en lo que hablábamos con ellas».

Más allá de estas propuestas, muchas de las cuales ya se han implementado, para Begoña también ha sido muy importante el hecho mismo de participar. «Hablar, debatir y sentirme escuchada fue muy agradable. Tenía la sensación de estar haciendo algo útil. Pero lo más importante es saber que cualquier pequeña opinión o sugerencia que pudiera dar podía cambiar, por poco que fuera, la vida de una persona. Quizá por eso sentí también una gran responsabilidad, y hasta un poco de presión por querer hacerlo bien».

Esta y otras experiencias similares, como grupos mixtos de toma de decisiones, se compartieron durante el encuentro. «Vamos viendo que hay frutos, y queríamos ir afianzándolos –explica González–. Lo bueno de encontrarnos es que todas las diocesanas pueden ver lo que hacen otras, y les puede servir». Las conclusiones se presentarán dentro de unos días, en el marco de los actos centrales de la Campaña Sin Hogar de Cáritas.

La apuesta de Cáritas por la participación de personas sin hogar comenzó a implementarse en 2015, con el I Encuentro Estatal.