Una razón para vivir. El amor que da fuerzas para seguir - Alfa y Omega

Una razón para vivir. El amor que da fuerzas para seguir

Juan Orellana
Escena de 'Una razón para vivir'
Robin (Andrew Garfield) se niega a ser recluido en un hospital por padecer polio, y lucha por llevar una vida autónoma. Foto: Diamond Films

Este biopic cuenta la historia real de Robin (Andrew Garfield), que en los años 50 es un joven atractivo, brillante y aventurero cuya vida gira en torno a su novia, Diana (Claire Foy) de la que está profundamente enamorado. Al poco de casarse y dejar embarazada a su mujer, su existencia da un giro drástico cuando contrae el virus de la polio.

La película nos va mostrando los principales episodios de la vida de ese matrimonio que, obviamente, van a coincidir con los episodios de la enfermedad de Robin. Él se rebela a la costumbre de la época, que era dejar morir a los paralíticos en hospitales concebidos para eso. Y acaba inventando, con ayuda de sus amigos, una silla-camilla que permite llevar un respirador eléctrico con cierta autonomía de varias horas. De esta forma él va a comenzar a viajar, a salir, y a disfrutar de una vida mucho más normal. Pero con el paso de los años, el cuerpo empieza a dar señales de un deterioro irreversible. El factor común a todos los avatares de su nada fácil existencia es Diana, que da la vida por su marido, minuto a minuto, contenta, llena de amor y de convicción vocacional. En este sentido tiene ecos de La teoría del todo, que describía la relación de Stephen Hawking con su primera mujer. También su hijo aprende de Robin la alegría y el coraje de vivir. Ciertamente parece ausente la pregunta religiosa –a diferencia de la película citada–, pero es indudable que el protagonista percibe el bien de la vida, del amor, de la familia y los amigos, y vive con una gran sonrisa, agradecido por ello.

En principio podríamos decir que estamos ante una película incómoda, que nos lleva de la mano por un viaje maravilloso para vendernos finalmente una solución inmoral. Eso supondría interpretar toda la película en clave ideológica, y concluir que su motivación principal es hacer un alegato proeutanasia. Sin duda es una posibilidad. Pero hay otra. Interpretarla como un homenaje de agradecimiento del productor (Jonathan Cavendish) a su padre, Robin, el protagonista del filme. Agradecimiento por todo su esfuerzo por vivir, por tratar de hacer feliz a su mujer y a su hijo, por luchar incansablemente para disfrutar de la vida y hacer que los demás también la disfrutaran. En la cinta pesa tanto esta positividad que vamos a optar por esta segunda hipótesis, sin ser ingenuos sobre la decisión final del personaje que responde a la mentalidad moderna –yo decido cuándo vivo y cuándo dejo de hacerlo–.

La interpretación de Andrew Garfield bien podría valerle una nominación al Óscar, pero no menos que la que merece Claire Foy por su trabajo. La película puede parecerles a muchos pastelosa, sentimental y facilona, con escasa profundización dramática en los personajes. Lo cierto es que se nota que es la ópera prima del actor Andy Serkis (el famoso Gollum de El señor de los Anillos), pero creo que tiene muchas cosas valiosas en su interior. Miremos la botella y veámosla medio llena.

Una razón para vivir
Director:

Andy Serkis

País:

Reino Unido

Año:

2017

Género:

Drama

Público:

+12 años

Cartel de 'Una razón para vivir'