La reforma educativa del Papa empieza en España - Alfa y Omega

La reforma educativa del Papa empieza en España

«Es un grito unánime: los chicos sienten que la escuela va por un lado y la vida por otro», dice el director de Scholas Occurrentes, José María del Corral, durante el tercer encuentro celebrado por la fundación pontificia en Madrid. Francisco –añade– da absoluta prioridad a nuestro país en su proyecto de reforma de la enseñanza

Redacción
El programa Ciudadanía de Scholas Occurrentes recaló en Madrid por tercera vez y, de nuevo, entregó un micrófono a los alumnos. Foto: Scholas Occurrentes

«La educación necesita un cambio». Este es el grito unánime de los jóvenes españoles cada vez que Scholas Occurrentes les proporciona un altavoz para señalar los problemas que más les afectan, explica el director de la fundación pontificia, José María del Corral, viejo amigo de Jorge Bergoglio, con quien comparte diagnóstico sobre la necesidad de una renovación en profundidad de la escuela. El caso de Madrid no sorprende, sin embargo, tanto como el de Tarragona, donde, a mediados de octubre, en plena ebullición política, los chicos eligieron esta misma prioridad. «Algunos profesores les arengaban: “¡Hablen del procés, hablen del derecho a decidir!”, pero ellos les miraban y seguían votando lo otro», cuenta Del Corral. Pocos días después, cuando en el Parlament los partidos independentistas se disponían a proclamar la independencia, coincidían el 26 de octubre en el encuentro organizado por Scholas en Roma jóvenes de Cataluña y de Madrid. «Nos dijeron: “¡Menuda bomba nos traéis!”. Temían que metiéramos al Papa en este lío. Pues nada. No se habló del tema. Para los chicos las prioridades estaban muy claras. Como ocurre en todas partes. En cuanto se les ofrece un espacio propio y sano, se lo apropian y lo disfrutan».

«Es un grito unánime: los chicos sienten que la escuela va por un lado y la vida por otro», añade Del Corral. Caso especialmente llamativo fue el que le presentaron al Papa varios jóvenes de San Antonio de los Cobres, población de 5.000 habitantes en la provincia argentina de Salta donde, solo el año pasado, se quitaron la vida 30 menores, arrojándose desde el conocido como Puente de la solución. Tras identificar el suicidio como su mayor preocupación, los alumnos de las tres escuelas de la localidad decidieron pintar un mural en el puente, según le contaron a Francisco entre lágrimas, ofreciéndole como regalo el pincel que utilizaron. De esas jornadas surgieron varias alternativas para ofrecer espacios de ocio y de diálogo a los jóvenes, cosa que hasta entonces la escuela había sido incapaz de proporcionarles.

Suicidios, acoso escolar, jóvenes que llevan aparentemente una vida normal y se enrolan en un grupo terrorista… «No podemos seguir como si nada y limitarnos a darles clase de matemáticas», clama José María del Corral. «Si no los ayudamos a tiempo para que puedan poner palabras a lo que les pasa, si no les animamos a expresase a través del arte y les damos ese espacio que necesitan…, después no nos podemos quejar de que revienten por el mundo».

Lo primero es escucharlos. De un reciente encuentro celebrado en Argentina, grupos de adolescentes han tomado la iniciativa de poner en marcha juegos los fines de semana para que niños y padres pasen más tiempo juntos, superando la incomunicación que existe entre ellos.

Acoso escolar y el sistema educativo

En el caso de España, la preocupación prioritaria es el acoso escolar, tema que insistentemente ha aparecido en los encuentros de Scholas. En 2018 Italia acogerá un encuentro mundial sobre esta problemática con intervención del Papa, adelanta Del Corral. Habrá una participación significativa de españoles, entre otros un joven, Pablo, que durante el primer encuentro celebrado por Scholas Occurrentes en Madrid, a comienzos de 2016, dejó sin palabras al auditorio al contar sus siete intentos de suicidio por las vejaciones que sufría por parte de algunos compañeros durante los dos últimos años de Primaria.

En 2018 habrá también un encuentro nacional de Scholas en España. José María del Corral confía en que sirva para dar mayor visibilidad a «la gran apuesta del Papa» por el país que alberga la sede europea del proyecto, sin que apenas nadie —lamenta— haya dado hasta ahora mucha importancia a este gesto. «Yo nunca entendí el optimismo de Francisco por España», reconoce Del Corral. «Él siempre dijo: “Hay que ir a España” para ayudar a recuperar la vitalidad de la juventud española».

El primer escollo para el director de Scholas fue la incomprensión de las autoridades, o más bien su encontronazo con el entonces ministro Wert. «Solo me hablaba de estadísticas. Así que le dije que perdía el tiempo midiendo cementerios, y que me avisara cuando quisiera hablar de educación».

Con las autoridades locales el entendimiento ha sido mucho mayor, cuenta. En particular, se valora mucho la capacidad de Scholas de «poner a trabajar en común a chicos de escuelas de diferente extracto social, concertadas y públicas, católicas, judías o laicas».

Entre los profesores la acogida ha sido igualmente excelente, añade. Así se lo expresaba recientemente un docente madrileño: «Aquí yo reconozco a mis alumnos. Son ellos, para bien o para mal, pero son ellos, sin esos estereotipos artificiales (el bueno, el malo, el estudioso, el vago…) que cosifican y matan la educación, y no permiten a los chicos descubrir quiénes son ni para qué están en la vida».

R .B. / J. C. de A.

Scholas le da el micrófono a los jóvenes

El programa Ciudadanía de Scholas Occurrentes recaló por tercera vez en Madrid y, de nuevo, entregó literalmente un micrófono a los alumnos. Se trataba, otra vez, de amplificar la voz de los estudiantes sobre aquellos problemas que más les preocupasen. Pero, sin embargo, no hizo falta subir demasiado los decibelios para que los jóvenes fueran atendidos. La fundación pontificia no solo convirtió a los alumnos en protagonistas, sino que, además, invitó a diferentes autoridades educativas, civiles y eclesiales a oír las conclusiones a las que habían llegado los participantes. Entre quienes se sentaron el viernes en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) a escuchar a los jóvenes se encontraba el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Rafael Van Grieken; el rector de la UPM, Guillermo Cisneros; el director mundial de Scholas Occurrentes, José María del Corral; o la delegada de Enseñanza del Arzobispado de Madrid, Inmaculada Florido.

Ante ellos, los cerca de 300 alumnos de 23 colegios públicos, privados y concertados de Madrid —seis de ellos diocesanos— propusieron impulsar el «pacto educativo» para «que las leyes no cambien cuando cambie el Gobierno» y lograr así «la estabilidad» en el ámbito de la enseñanza. Asimismo, pidieron la implementación de una «educación igualitaria» para salvar «la gran diferencia de nivel existente entre comunidades autónomas»; y, entre otras cosas, que se concedan más recursos para los centros educativos públicos. «En algunos colegios no hay ordenadores y la calefacción es mínima», denunciaron. En el cierre de Scholas Ciudadanía los alumnos participantes también se pronunciaron contra el acoso escolar, una realidad que «afecta, según nos contaron en la Policía, a uno de cada cuatro jóvenes». Para acabar con este problema, los estudiantes plantearon la puesta en marcha de «un grupo de acción para prevenir el bullying» o la creación de «una campaña de concienciación» elaborada por los propios alumnos y que tuviera difusión en las redes sociales.