Una reforma urgente para frenar el nacionalismo desleal - Alfa y Omega

Una reforma urgente para frenar el nacionalismo desleal

Una reforma de la Constitución que ponga freno a las aspiraciones de independencia de los partidos nacionalistas, que modifique el sistema electoral, que garantice el uso del castellano en todo el territorio nacional, que redefina la distribución de las competencias y que evite, en suma, «que la ofensiva nacionalista nos arrebate nuestra alma colectiva»: así es la propuesta de reforma constitucional que presentó la semana pasada el Aula Política de la Universidad CEU San Pablo

José Antonio Méndez

«Ha llegado la hora de la determinación. En este momento de la Historia, nos toca actuar con firmeza y no ceder un ápice más. Porque si consentimos que la ofensiva nacionalista secuestre la Constitución, España como nación será Historia. Pero que nadie se llame a engaño, el riesgo no sólo será para el futuro de España, sino para la democracia constitucional y para la propia libertad». Estas palabras de don Alfredo Dagnino, Presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU y de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), ponían punto y final a la exposición de la reforma constitucional elaborada por el Aula Política del CEU. O más bien, abrían el debate sobre la necesidad de modificar algunos aspectos sustanciales de nuestra Carta Magna, con el fin de garantizar la estabilidad de las instituciones y poner freno a las aspiraciones de los partidos nacionalistas. «Si centramos la atención en lo que podríamos calificar como cuestión nacional (que no cuestión territorial), no cabe ignorar que nuestra nación atraviesa por momentos difíciles», aseguró Dagnino. «Tal dificultad -continuó- deriva de la creciente influencia política de unos nacionalismos, esencialmente desleales hacia España y hacia el orden constitucional, originada y alimentada por ciertas servidumbres difíciles de justificar, por no pocos complejos de los que aún no nos hemos desprendido y, en buena medida, por un perverso sistema electoral que hace que las mayorías nacionales acaben doblegadas ante las minorías nacionalistas, y que éstas se conviertan en árbitros de la situación no sólo en sus respectivos territorios, y hasta condicionando las mayorías en las que se apoya el Gobierno de España».

Visto el panorama desde esta óptica, no es extraño que una de las Universidades españolas más activas en la promoción de la actividad civil proponga una reforma constitucional que, además, estuvo respaldada por personalidades de la vida política.

También don José Manuel Otero Novas, Presidente del Instituto de Estudios de la Democracia, intervino en la presentación de esta reforma. Según Otero Novas, el avance del nacionalismo y el desmoronamiento del orden constitucional «han ido demasiado lejos en los últimos cuatro años», y nuestra Constitución se encuentra vulnerable ante las aspiraciones nacionalistas. «Ni siquiera el Tribunal Constitucional es un dique que pueda contener esta marea, porque está manifiestamente politizado», aseguró Otero.

–Cambiar el éxito en fracaso

Para quienes consideren que nuestra Carta Magna es aún una herramienta útil y válida para garantizar la convivencia en igualdad de todos los españoles, don Alfredo Dagnino aseguró que, en 1978, «se quería una Constitución perdurable y con el máximo asentimiento social y político. Y una Constitución que sirviese a la reconciliación nacional y a la definitiva superación de las luchas fratricidas entre las dos Españas. Hoy, treinta años después, España, lejos de ser una nación orgullosa de sí misma por el éxito de la reforma política y por el desarrollo social y económico alcanzado, se encuentra de nuevo ante un desafío histórico, ante una auténtica encrucijada, que no sólo le impide disfrutar de ese éxito, sino que algunos se han propuesto transmutar el éxito en fracaso, como si nada de lo ocurrido durante estos años no hubiese valido la pena». Por esto, Dagnino desgranó, una por una, las iniciativas que componen la propuesta de reforma constitucional, y que el Aula Política del CEU ha enviado a los diferentes partidos políticos con representación en el Congreso. Entre otras expuestas por el Presidente de la ACdP, cabe destacar las siguientes:

–Superar la descentralización

Dagnino aseguró que el modelo de competencias transferidas desde el Estado a las Comunidades Autónomas «ha provocado una situación de desbordamiento del modelo de organización territorial del Estado, técnicamente mal concebido en el Título VIII de la Constitución y políticamente peor desarrollado»; un modelo que, además, «camina hacia fórmulas confederales en las que se discute sobre quién recae la soberanía». Así, el Aula Política del CEU propone recuperar competencias propias del Estado y que están hoy en manos de las Autonomías.

–Redefinir las competencias

Otra de las propuestas versa sobre la «potestad exorbitante» de las Autonomías, a la hora de «impulsar el cambio a través de la reforma de Estatutos, cómo impedirlo, vetando las que consideren inadecuadas». La nueva Carta Magna debería, en palabras de Dagnino, hacer inviable la «disponibilidad unilateral por las Comunidades Autónomas de sus propios ámbitos competenciales».

Don Alfredo Dagnino, durante su intervención

–Reforzar la unidad de la nación

Podría parecer obvio que una Constitución deba reforzar la unidad de la nación española, pero a la luz de expresiones como «el término nación es discutido y discutible», el CEU propone una serie de medidas para fortalecer la solidaridad y la igualdad entre Comunidades Autónomas; asegurar e incrementar el poder del Estado frente a las Autonomías; robustecer la unidad jurisdiccional, física y de mercado en toda España; así como la modificación o derogación del artículo 150.2 de la actual Carta Magna, para establecer un techo de competencias.

–Garantizar el uso del castellano

«Hemos de hacer las reformas pertinentes para evitar que, como ocurre hoy, hablar español en España sea un problema», aseguró Dagnino. Para ello, el Presidente de la Fundación San Pablo CEU reclamó que «la Constitución fije expresamente el margen que le queda a los Estatutos de Autonomía y a las leyes autonómicas para regular el uso de las lenguas cooficiales», eso sí, «sin dejar de reconocer que las distintas modalidades lingüísticas representan una riqueza que forma parte del patrimonio cultural».

–Reforma del sistema electoral

La propuesta insta a modificar el sistema electoral, y que esto quede recogido en la Constitución, para cortar de raíz un hecho: «La opinión creciente de que los Parlamentos no representan adecuadamente a los ciudadanos, ni el sistema electoral sirve de cauce adecuado para la participación política».

–Medidas de excepción

Por último, la reforma propuesta a instancias de la Universidad CEU San Pablo recoge «la conveniencia de que la Constitución desarrolle las previsiones tocantes a las medidas de excepción que puedan tomarse por el Estado frente a las Comunidades Autónomas que no cumplan con las obligaciones que les impone las Constitución y las leyes, o que actúen atentando gravemente contra el interés general de España».

Con la presentación de estas reformas, «ha llegado el momento de evitar que una amenaza de desintegración arrebate nuestra alma colectiva y nos sumerja de nuevo en una crisis de identidad», concluyó Dagnino.

«España pasará a ser un agregado de nacioncillas»

La presentación de la reforma constitucional estuvo precedida de una mesa redonda en la que intervinieron destacados representantes de la vida política y social española. Entre ellos, el Vicepresidente del Parlamento europeo y Presidente de la Fundación Concordia, don Alejo Vidal-Quadras. El eurodiputado del PP aseguró que «nos encontramos al final de un ciclo histórico y político», marcado por la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, «que liquida la Constitución de 1978 por la puerta falsa». Así, en opinión de Vidal-Quadras, «España pasa a ser un agregado de nacioncillas, un régimen confederal de mico-naciones soberanas que se reúnen para prestar servicios comunes». Frente a esta situación, el eurodiputado del Partido Popular afirmó que, «cuando un cambio es malo, hay que oponerse y presentar una alternativa, y este cambio es malo, muy malo». Además, Vidal-Quadras aseguró que esta situación «responde a un proyecto corrosivo, destructor, regresivo e intolerante; y a un proceso lento, insidioso, gradual y muy bien pensado que se ha llevado a cabo en los últimos 30 años. Los que querían esto tenían un plan que ha sido ejecutado de manera meticulosa e implacable». Y lamentó que, «ante esto, los dos grandes partidos nacionales no hayan estado a la altura».

«Nos vemos obligados a reclamar lo evidente»

Otra de las voces que pudieron escucharse en la mesa redonda que sirvió de antesala a la propuesta de la reforma constitucional fue la de doña Gloria Lago, Presidenta de la plataforma Galicia bilingüe. Como señaló Lago, «nos encontramos ante una quiebra del concepto de nación», que propicia situaciones tan escandalosas como que «se tolere que un ciudadano no pueda aprender su lengua materna en la escuela, o que se tenga que renunciar a puestos de trabajo por no conocer una lengua». Por eso, «nos vemos obligados a reclamar lo evidente», recordó la Presidenta de Galicia bilingüe, quien enumeró una serie de hechos propiciados por el auge del nacionalismo gallego: una guía en la que se recomienda que el castellano desaparezca de los centros de enseñanza, incluso en las páginas web, en las canciones o en el menú del colegio; que se cambie de nombre a los alumnos por su transcripción gallega; que se proponga a los estudiantes firmar contratos de fidelidad con la lengua gallega… Esta situación, según Lago, «es propia de regímenes totalitarios y supone que España está dejando de ser un país de personas libres, en favor de los territorios».

«Se puede repensar España sin los nacionalistas»

El parlamentario vasco del Partido Popular y Presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, don Santiago Abascal, también intervino en la mesa redonda organizada por la Universidad CEU San Pablo. En su intervención, Abascal aseguró que «proponer una reforma de la Constitución no implica desechar la actual como fórmula válida de convivencia». De este modo, el parlamentario vasco afirmó que «así no se puede continuar, y hay una solución: se puede repensar España sin los nacionalistas». Don Santiago Abascal aseguró que urge «una reforma de la Constitución, pero no para liquidar la del 78, sino para salvarla y salvar los principios que la inspiraron, para redistribuir las competencias. Nos hemos pasado de la raya, y por eso lo más progresista y revolucionario puede ser hoy la recuperación de competencias». Según lamentó el Presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, «en estos años del Gobierno de Zapatero, proliferan las naciones y las nacioncitas. La igualdad no está amenazada por grupos subversivos, sino por las propias instituciones» y, de ahí, que sea preciso «un gran pacto nacional entre el Gobierno y el principal partido de la oposición».