Amor y nostalgia - Alfa y Omega

Nuestra iglesia del vicariato de Puyo ha vivido con intensidad y gran alegría la clausura del tiempo jubilar por los 130 años de evangelización y los 25 años de administración diocesana. Para ello, vinieron de otros lugares misioneros que entregaron parte de su vida en esta misión, como el primer obispo diocesano, monseñor Frumen Escudero, que celebró con nosotros sus bodas de plata episcopales. Igualmente llegaron de España varios sacerdotes diocesanos, todos ellos muy queridos por esta Iglesia de Puyo. Vibraron recordando el pasado y viendo el presente, en el crecimiento en todos los aspectos, en el encuentro vivencial con caras amigas y conocidas, en el pisar de nuevo espacios donde trabajaron y otros nuevos que surgieron. Fue, en verdad, un gozo poder compartir la historia de nuestra Iglesia.

Inauguramos además la nueva sala del Museo Historia de la Fe y se repartió la revista especial de la historia de estos 130 años que el vicariato ha editado para no olvidar la historia misionera de nuestra iglesia.

A los cuatro días, en Quito, estábamos celebrando el 21 aniversario del seminario mayor, en el que los seminaristas de la Amazonía se forman para ser los futuros sacerdotes misioneros. Ellos, con gran esmero y creatividad, hicieron un lindo programa: la Misa, presidida por el nuncio de Su Santidad y concelebrada por obispos y sacerdotes de diferentes vicariatos y después, una merienda fraterna y un acto cultural. Por este seminario han pasado muchos jóvenes discerniendo su vocación, y han salido 21 sacerdotes misioneros para la Iglesia universal.

Dos días más tarde celebramos el cuarto aniversario del seminario menor San Francisco Javier, en Puyo, donde se acompaña en el proceso vocacional a los jóvenes y adolescentes. Cuatro jóvenes, después de su proceso de discernimiento, solicitaban al obispo de Puyo su ingreso al seminario mayor. Felicito a todos que han hecho posible este camino festivo lleno de sabor misionero.