En esta Navidad ofrecemos capillas - Alfa y Omega

En la Navidad nos gusta regalar templos donde viva Dios hecho hombre. Estos días acabamos de inaugurar y consagrar dos capillas, Talín y Chuyayacu, comunidades en medio de la selva amazónica. Muchas comunidades del interior piden tener una capilla donde reunirse para rezar y celebrar su fe, pero no es fácil construir en el interior de la selva, porque las condiciones climáticas hacen que las cosas sean frágiles y sucumban al tiempo.

El hombre que habita la selva lucha cada día por sobrevivir en medio de la exuberante vegetación, por sacar adelante a la familia en medio de las limitaciones y dificultades que exige la vida en el interior… Son pueblos que quieren vivir su fe, pueblos nómadas, indígenas que nacieron allí o mestizos que llegaron hace más de 50 años en busca de un espacio de tierra donde vivir.

Nos contaban que cuando llegan los políticos y preguntan a la comunidad: «¿Qué necesitan ustedes?». Y ellos les dicen que una iglesia para rezar y celebrar la Misa, les contestan: «Eso no podemos darles». Pero si fuera una cancha deportiva, ahí sí. Ellos se sienten defraudados, porque ¿qué es lo más importante para el progreso de un pueblo? ¿Tener un espacio para jugar o tener un lugar para celebrar su fe y razones para vivir? ¿Cuándo seremos capaces de discernir qué es lo mejor y lo prioritario para nuestros pueblos?

Benditas capillas que hacen posible que el pueblo se reúna para mantener su esperanza y para crecer en su fe. Benditos los que hacen posible con su ayuda generosa y solidaria que otros puedan construir los templos materiales y los templos vivos, recibiendo la buena noticia de un Dios que quiso nacer en esta tierra y ha traído la paz para todos. Así construimos la Navidad con capillas.