Francisco: Encontrar la paz es también «un derecho» de los migrantes y refugiados - Alfa y Omega

Francisco: Encontrar la paz es también «un derecho» de los migrantes y refugiados

En el primer ángelus de 2018, Francisco recordó a quienes están «dispuestos a arriesgar su vida» por encontrar la paz, que «es un derecho de todos», escapando de la pobreza a la guerra

Redacción

También los migrantes y refugiados tienen derecho a encontrar la paz. «Por favor, no apaguemos la esperanza en sus corazones, no sofoquemos sus expectativas de paz», dijo Francisco ante los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, recordando que «precisamente a estas personas está dedicado el tema de la Jornada Mundial de la Paz que hoy celebramos: “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”».

Al principio de un año en el que la comunidad internacional intentará alcanzar dos pactos en la asamblea general de las Naciones Unidas sobre migrantes y refugiados, Francisco pidió involucrar a todos en soluciones eficaces, desde instituciones políticas, a realidades educativas, asistenciales o eclesiales, para «asegurar a los refugiados, a los migrantes y a todos, un futuro de paz».

La Santa Sede ha elaborado un documento de 20 puntos sobre los derechos que, a su juicio, deben quedar recogidos, que van desde canales seguros para los refugiados e inmigrantes (obligados muchas veces hoy a echarse en brazos de las mafias), a medidas eficaces de integración en las sociedades de acogida, con sus derechos y obligaciones.

El Papa quiere que los episcopados locales hagan un trabajo de lobby ante sus gobiernos, sin olvidar un esfuerzo de pedagogía entre las propias comunidades católicas, a menudo reacias a acoger a personas extranjeras. Un primer contratiempo para esos dos pactos mundiales ha sido el anuncio del gobierno de EE. UU. que se desmarca del proceso

Previamente, en un día en el que la Iglesia celebra la solemnidad de María, Madre de Dios, Francisco se refirió a la Virgen también como «la primera discípula de Jesús», lo que «dilata su maternidad».

María —dijo— desempeña una función muy especial, ya que «se coloca entre su Hijo Jesús y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos», intercediendo por «las necesidades de los hombres, especialmente los más débiles y necesitados».