Volver a empezar sin «fardos del pasado» - Alfa y Omega

Volver a empezar sin «fardos del pasado»

En 2018, Francisco cumplirá cinco años de servicio. Tiempo suficiente para juzgar los derroteros de este pontificado. Al inicio de este nuevo año, el Papa dejó claro que sus prioridades no han cambiado. En sus primeros mensajes públicos alzó la voz por aquellos temas que han sido sus principales preocupaciones hasta ahora: migrantes y refugiados, el rol de la mujer en la Iglesia, la promoción de la paz. Un anticipo de doce meses intensos que animó a empezar de nuevo concentrándose en lo importante, dejando atrás los «pesos inútiles»

Andrés Beltramo Álvarez
El Papa besa la imagen del Niño Jesús durante la Misa el día 1 de enero en la basílica vaticana. Foto: CNS

El Papa Francisco despidió el 2017 con una fuerte denuncia. Lamentó que, a un año entregado «íntegro y sano» por Dios, los seres humanos lo hayan «desperdiciado y herido con obras de muerte, con mentiras e injusticias». Lo hizo la tarde del domingo, al encabezar el rezo de las vísperas y el canto del himno litúrgico de agradecimiento tedeum en la basílica de San Pedro.

«Las guerras son el signo flagrante de este orgullo reincidente y absurdo. Son también todas las pequeñas grandes ofensas a la vida, a la verdad, a la fraternidad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental», añadió. Pero no quiso quedarse solo en esa visión negativa, y aseguró sentir gratitud con todos aquellos hombres y mujeres que, cada día y en silencio, buscan cumplir lo mejor posible sus deberes.

Una mirada, realista y trascendente a la vez, que resulta constante en la predicación del Pontífice. La mañana del 1 de enero celebró la Misa por la fiesta de María, Madre de Dios, en la basílica vaticana. En ella instó a defenderse del ataque de las «banalidades corrosivas del consumismo y la ruidosa confusión de la publicidad, frente a la abundancia de palabras vacías y las olas impetuosas de las murmuraciones y quejas». ¿Cómo? Dedicando, cada día, un momento al silencio y a la oración.

En este tiempo navideño, el Papa repitió ese consejo una y otra vez. Como si quisiese insistir en la necesidad de detenerse a meditar y reflexionar frente al pesebre. Porque en esa escena es posible saborear el sentido genuino de la vida. La pequeñez del niño Jesús «desarma la soberbia», su pobreza «desconcierta la fastuosidad», su ternura «sacude los corazones insensibles».

Las mujeres, valiosas para la Iglesia

Hizo un llamamiento a comenzar de nuevo, a dejar atrás los «fardos del pasado» y concentrarse en lo que importa. Como la devoción a María, que no es «una cortesía espiritual», sino una «exigencia de la vida cristiana». Gracias a ella, señaló, se pueden «soltar pesos inútiles». De ahí que las mujeres sean tan valiosas para la Iglesia, porque mientras el hombre «abstrae, afirma e impone ideas», la mujer sabe «unir el corazón» y «vivificar».

«Para que la fe no se reduzca solo a ser idea o doctrina, todos necesitamos tener un corazón de madre, que sepa custodiar la ternura de Dios y escuchar los latidos del hombre», añadió. Más tarde el mismo lunes, asomado a la ventana de su estudio privado en el palacio apostólico y ante miles de personas congregadas en la plaza de San Pedro, el Papa dirigió su primera bendición con el ángelus del 2018.

Recordando la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, Francisco imploró un horizonte de paz para migrantes y refugiados, «hermanos y hermanas nuestros». Una paz que, afirmó, «es un derecho de todos» y por la cual ellos están dispuestos a arriesgar la vida en viajes largos y peligrosos, cansadores y plagados de sufrimientos. Por eso instó a las instituciones civiles, a las realidades educativas, asistenciales y eclesiales a no apagar la esperanza en sus corazones, a no sofocar sus expectativas de paz y a tomar un compromiso para asegurarles a ellos un porvenir de paz. Y a todos los llamó a obrar con generosidad para hacer realidad un mundo más solidario y acogedor.

Citas clave en el 2018

Una invitación que no dejará de ser una constante en el pontificado de Francisco en los próximos meses. Una profundización de su mensaje, en un tiempo que traerá nuevas sorpresas. Aunque ya existen fechas clave marcadas en el año del Papa. La primera es inminente, y tiene que ver con su visita apostólica a Chile y Perú, previsto del 15 al 21 de enero próximos.

Mi paz les doy es el lema de la etapa chilena de la gira, que incluirá actividades en la capital, Santiago, en Temuco e Iquique. Unidos por la esperanza, el de la fase peruana, con actos en Lima, Puerto Maldonado y Trujillo. Una visita con actos previstos de alto voltaje pastoral. Encuentros con migrantes, pueblos originarios y religiosidad popular. No estará exenta de desafíos. Por ahora este es el único viaje internacional confirmado por el Vaticano para este 2018. Otros todavía se encuentran en carpeta, como la visita a Irlanda para la Jornada Mundial de las Familias. El encuentro está previsto para agosto en Dublín. En Roma se advierte como inminente su anuncio oficial. Se mantiene abierta la puerta para otros viajes. Asia y África tendrían prioridad.

La otra gran cita de este año tendrá lugar en octubre. Del 3 al 28 está prevista una nueva asamblea general del Sínodo de los obispos. Esta vez, pastores de los cinco continentes dirigirán su atención a los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Una oportunidad no solo para prestarles atención a ellos, sino también a un «gran número de relaciones y de urgencias»: las relaciones intergeneracionales, la familia, los ámbitos de la pastoral, la vida social. El objetivo es escuchar. En palabras del Papa: «Escuchando sus aspiraciones podemos entrever el mundo del mañana que se aproxima y las vías que la Iglesia está llamada a recorrer».