«Fortalecer nuestras raíces nos permite abrirnos» - Alfa y Omega

«Fortalecer nuestras raíces nos permite abrirnos»

Como a miles de jóvenes, a Alois Löser le fascinó la forma de orar y el sentimiento de comunión internacional cuando visitó Taizé, a los 16 años. «Allí conocí a africanos por primera vez», cuenta. Nacido en Baviera (Alemania) en 1954 en el seno de una familia católica, ingresó como hermano en 1974. En 1998, el hermano Roger Schutz, fundador de Taizé, le designó su sucesor

María Martínez López
El hermano Alois dirige la oración, tanto en la comunidad en Francia como durante los encuentros internacionales. Foto: Maciej Biłas

El de Madrid será el segundo encuentro europeo de Taizé en España en cuatro años. ¿Por qué este interés en nuestro país?

En 2016 estuvimos en el norte de Europa, en Riga (Letonia) y pensamos que era importante volver al sur. Nunca habíamos estado en Madrid, y cuando nos invitó el cardenal Carlos Osoro decidimos ir. Tengo la impresión de que para él es importante cómo en Taizé insistimos en dos aspectos de la fe que deben ir unidos: la contemplación, y la lucha por la justicia y la reconciliación.

¿Sobre qué ideas girará esta cita?

Lo prepararemos durante todo este año. El tema para 2018 es Una alegría que nunca se acaba. Esto me parece muy importante hoy en Europa, donde muchas veces nos desanimamos por los problemas. Cuando descubrimos la alegría del Evangelio, esta nos hace libres para fomentar la fraternidad en nuestras sociedades.

El Papa Francisco insiste en que, además de diálogo ecuménico, debe haber un caminar juntos. ¿Reconocen su carisma en este enfoque?

Durante su viaje a Suecia para conmemorar el 500º aniversario de la Reforma, el Papa dijo algo muy fuerte: «Gracias, Espíritu Santo, por los dones que la Reforma trajo a la Iglesia». Estas palabras nos animan a estar abiertos a ver los tesoros del Evangelio que viven en otras confesiones y que podemos compartir. En Taizé, los jóvenes católicos, protestantes y ortodoxos se abren más unos a otros, pero al mismo tiempo redescubren y fortalecen sus propias raíces. Esto no es contradictorio. Fortalecer nuestras raíces nos permite no tener miedo sino estar abiertos.

¿Qué llevan los jóvenes europeos en el corazón cuando van a Taizé?

Muchos vienen con preguntas como ¿qué significa creer realmente en Cristo, no solo por tradición? ¿Cómo esta fe puede cambiar nuestras vidas? Hoy viven con mucha incertidumbre. Se les pide movilidad para los estudios, el trabajo… y les resulta difícil comprometerse, fundar una familia y hacer planes a largo plazo. Están contentos de descubrir una fe que tiene incidencia en la vida, que nos hace ocuparnos de los demás y crecer interiormente. Por ejemplo, los momentos de silencio en la oración son muy importantes. Me sorprende cómo después de la oración de la noche, los jóvenes se quedan en la iglesia, a veces durante horas, con cantos y ratos de silencio. En esos momentos, van descubriendo poco a poco una comunión personal con Cristo.

Entonces, ¿es básicamente una experiencia individual?

Además buscan mucho la amistad, juntarse con otros, también con los que son diferentes. El verano pasado tuvimos a varios jóvenes cristianos árabes, y fue muy bonito ver las amistades que nacieron con los europeos. Experiencias como esta nos dan una mejor comprensión de lo que es la Iglesia. Muchos jóvenes esperan que la iglesia sea un lugar de amistad que supera fronteras.

El encuentro de Madrid tendrá lugar solo dos meses después del Sínodo de obispos dedicado a los jóvenes. ¿Van a participar?

Sí, lo vamos a acompañar de cerca. Este verano vino a Taizé el cardenal Baldisseri, secretario general del Sínodo. Hablamos mucho con él, y también estuvo dialogando y escuchando a los jóvenes.

¿Qué recuerdo guarda del hermano Roger?

Tenía una gran y profunda bondad, y siempre estaba dispuesto a escuchar y entender. Pero al mismo tiempo era muy concreto. Intentaba encontrar pequeñas respuestas concretas a las grandes preguntas de la humanidad. Por eso empezó desde muy pronto –durante la II Guerra Mundial– a acoger a refugiados. Ahora, en nuestra aldea viven una familia de Ruanda, otra de Sarajevo, gente de Vietnam, refugiados de Irak y Siria…

Reconciliación «dentro de cada Iglesia»

España es de mayoría católica, no hay una presencia significativa de confesiones diferentes como en otros países de Europa. ¿Qué puede aportarnos un proyecto ecuménico como Taizé?
La reconciliación de los cristianos no es algo que deba ocurrir solo entre las distintas Iglesias, sino entre los grupos que hay dentro de cada una de ellas. La Iglesia tiene también la vocación de ayudar a nuestras sociedades a entender que muchas cosas están cambiando, y que Europa debe estar más abierta a otras culturas. No somos una isla. África no está lejos; y vemos a todos los refugiados que intentan llegar. Este movimiento será cada vez más fuerte.

Es decir, no se trata solo de ecumenismo.
Claro. Como cristianos, vivimos inmersos en nuestra sociedad. No deberíamos reaccionar a estos cambios con miedo y fronteras, sino afrontando la pregunta de cómo estar cerca de los países africanos, y abiertos a los que quieren venir. También dentro de Europa debemos estar más dispuestos a escucharnos unos a otros. Muchos problemas y divisiones actuales está relacionados con la falta de escucha y de comprensión hacia el otro.