En Dios encuentro la libertad - Alfa y Omega

«Quien está en la cárcel no es malo o se vuelve más malo. Me llamo Rodrigo, soy de Colombia, tengo 54 años y llevo preso cuatro años. Hoy me siento como el hijo pródigo que ha comenzado a experimentar que Dios no es el Dios del castigo, sino el Padre misericordioso que abraza y hace fiesta con quien recapacita y vuelve a casa.

Un día, con 20 años, me marché del hogar familiar porque no me entendía con mis padres y quería vivir libre. Con las manos vacías, emprendí camino hacia lo desconocido y pasados los años, en lugar de tener una vida mejor, me dejé atrapar por el dinero fácil y me dediqué al tráfico de droga. Mi vida se fue deteriorando hasta que me detuvieron en Barajas y comencé a tener como hogar la casa enrejada. Quería volver a la casa paterna, pero ya no era posible.

Ha sido aquí, en este extraño lugar, donde me he dado cuenta de que ser libre no es hacer lo que uno quiera; ser libre es ser capaz de reconocer que en la casa del padre se está bien, sirviendo y amando a los demás. Para mí la cárcel está siendo un alivio, un analizar mi vida y ver mis errores y fracasos. Aquí me he dado cuenta del sinsentido de mi vida y han comenzado a nacer en mí la esperanza, la ilusión y la alegría de vivir. Hoy tengo fe en mí mismo, me valoro como persona y quiero luchar por recuperar los años perdidos. Pero sobre todo, he recuperado la fe; una fe que ha brotado de sentirme solo, perdido, abandonado, y de darme cuenta de que Dios es el Padre bueno que siempre me espera.

Y porque aquí he descubierto a Dios, que hoy da sentido a mi vida. El pasado 27 de diciembre recibí de manos del cardenal Osoro los sacramentos de la iniciación cristiana. El agua que derramó sobre mi cabeza me hizo ver que Dios me hace hijo suyo. La gracia de la reconciliación me ha hecho experimentar su amor liberador. El Cuerpo y la Sangre me han llenado de fuerza para seguir hacia adelante y el Espíritu Santo me impulsa a trabajar para construir una sociedad nueva tal y como nos pedía don Carlos en la homilía: “Sed testigos y demostrar al mundo que aquí en la cárcel nace Jesús”».