Violencia en Tierra Santa: ¿De qué sirven las oraciones? - Alfa y Omega

Violencia en Tierra Santa: ¿De qué sirven las oraciones?

Secuestros, asesinatos, lluvia de misiles… El conflicto entres Israel y Palestina ha degenerado en un baño de sangre. La esperanza que había suscitado la cumbre de oración entre Shimon Peres y Mahmud Abás en los jardines del Vaticano, por iniciativa del Papa Francisco, parece haberse hundido irremediablemente. Espontáneamente muchos se preguntan, ¿de qué sirven las oraciones?

Jesús Colina. Roma
Una mujer y su hijo huyen tras los ataques israelíes sobre la Franja de Gaza, el pasado 9 de julio

El conflicto ha estallado por numerosos factores complementarios. Ante todo, hay que tener en cuenta la situación de la región, con la amenaza que plantean a Israel el Estado Islámico en Irak, así como la larga y desangrante batalla que se libra en Siria. La inestabilidad en Egipto también agudiza las tensiones.

Uno de los factores decisivos ha sido el fracaso de las negociaciones de paz entre Israel y Palestina, auspiciadas por el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, por dos motivos serios. El rechazo israelí al acuerdo de reconciliación después de siete años de enfrentamiento entre el movimiento islamista Hamas (calificado por la UE y EE. UU. de organización terrorista), que controla la Franja de Gaza, y el partido Al Fatah, que controla Cisjordania, cuyo líder es Abás. El otro factor decisivo fue el rechazo de Palestina a reconocer a Israel como Estado hebreo y la oposición a la política expansionista israelí basada en la construcción de asentamientos considerados ilegales por la comunidad internacional.

Todo degeneró con el secuestro y asesinato de tres jóvenes judíos en Hebrón, atribuidos por el Gobierno israelí a Hamas, motivo por el cual emprendió una impresionante búsqueda y captura de potenciales criminales, con numerosas detenciones. Como reacción, fue quemado vivo por colonos israelíes un joven palestino de Shufat, barrio de Jerusalén, comenzando así un círculo vicioso y letal de violencia.

Por una parte, las bases de Hamas y de la Yihad islámica han lanzado misiles que, sin provocar graves daños, han llegado a golpear los asentamientos cercanos y las ciudades de Haifa, Tel Aviv y Jerusalén. Por su parte, el ejército israelí ha lanzado misiles contra las poblaciones palestinas, provocando, según fuentes del Patriarcado Latino de Jerusalén, (hasta el cierre de esta edición) al menos 170 muertos, mil heridos y muchas casas destruidas en Gaza.

Lo que más preocupa al Patriarca Latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, es que tanto los políticos palestinos como los israelíes están ofreciendo un modelo educativo devastador a los jóvenes.

Con frecuencia, en primera línea de este conflicto se encuentran jóvenes de entre 15 y 30 años, movidos por la obligación, o por el lavado de cerebro de sus mayores, o desalentados por la vida que llevan, sin un futuro ni un trabajo claros.

El padre David Neuhaus, Vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén para los católicos de lengua judía, reconoce que hay jóvenes palestinos e israelíes contrarios a toda esta oleada de violencia. «Yo considero que la culpa es de nuestros líderes políticos, que no son capaces de desarrollar un lenguaje capaz de preparar un futuro diferente al ciclo de violencia», afirma .

El Patriarca Twal constata el contraste entre la esperanza que había generado la visita del Papa Francisco a Tierra Santa, seguida por el encuentro de oración por la paz en Roma, y la actual situación de violencia y luto. Al mismo tiempo, recuerda que la Iglesia, los católicos, no están con un bando, sino por el regreso de la paz y el respeto del carácter sagrado de toda vida humana.

El padre Neuhaus confirma: «Lo que hay que hacer es mirar a quien tienes en frente y llamarle hermano, porque todos somos hijos de Dios».

El poder de la oración

El mismo Papa Francisco respondió este domingo a quien se pregunta de qué sirvieron las oraciones del pasado 8 de junio en los jardines vaticanos: «Alguien podría pensar que ese encuentro fue en vano. ¡Pero no ha sido así! La oración nos ayuda a no dejarnos vencer por el mal ni a resignarnos a que la violencia y el odio predominen sobre el diálogo y la reconciliación».

Por eso el Santo Padre exhortó, al rezar el ángelus, a las partes interesadas y a todos los que tienen responsabilidades políticas en ámbito local e internacional «a no escatimar la oración y a no ahorrar esfuerzo alguno para que cese toda hostilidad y se logre la paz tan deseada para el bien de todos». En silencio, el Papa pidió elevar esta oración: «Señor: ¡ayúdanos Tú! ¡Danos Tú la paz, enséñanos Tú la paz, guíanos Tú hacia la paz! Abre nuestros ojos y nuestros corazones y danos el coraje de decir: ¡Nunca más la guerra!; «¡Con la guerra todo está destruido!».