No es verdad 701 - Alfa y Omega

Ahora que ya hemos vuelto casi todos, salvo Zapatero que se ha ido nada menos que a China para evitar estar aquí, por ejemplo en Rodiezmo, no está de más, de cara al nuevo curso que comienza, plantearse algunas preguntas: ¿qué importa más a los españoles, Trinidad Jiménez y Tomás Gómez, o si el Gobierno sigue negociando de algún modo con los asesinos y les otorga beneficios que no otorga a los presos comunes? Bueno, pues la mayoría de nuestros medios de comunicación social -así se llaman- nos han contado con pelos y señales lo de la Jiménez y el Gómez y ha silenciado, relativizado, acallado, las rubalcabadas y zapateradas con los etarras. ¿Qué interesa más a los españoles, las idas y venidas de la señora Obama por Marbella y las de los poderosos y famosetes de todo a cien, o el sacrificio, el tesón y el ejemplo de miles de jóvenes españoles peregrinando por el Camino de Santiago, que vertebró a Europa, y preparando la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa el próximo verano en Madrid? Bueno, pues ustedes, si han querido -que espero que no-, han podido saberse todo o casi todo sobre los famosetes de turno y sobre los poderosos con escoltas tan secretas que llevan todos las mismas gafas de sol, pero nuestros medios de comunicación social -así se llaman, y lo de nuestros es un decir- le han explicado a usted con todo detalle el veraneo del último o de la última cantamañanas y le han silenciado prácticamente el gozoso encuentro, en la Compostela eterna, de 12.000 chicos y chicas que, gracias a Dios, constituye, la única esperanza cierta en esta España incierta, triste y zaragatera de 2010. Han atestiguado con su vida y con su alegría no sólo que se puede ser, sino cómo se es a la vez joven y católico, modernísimo y alegre por dentro, sacrificado y entregado, y han dejado claro, por si no lo estaba suficientemente, que si hay algo que urge hoy en España y en Europa, más aún que arreglar lo de la economía, más incluso que hacer justicia con los asesinos, es vivir y anunciar que con Dios todo es posible, hasta lo más complicado, y sin Él no hay nada que hacer.

Ahora habría cumplido cien años aquella monja católica que no necesita apellido porque con decir Madre Teresa basta. Aunque hace ya trece que Dios se la llevó con Él a la vida plena y definitiva, el mundo entero la recuerda como si viviera, como si su figura menuda siguiera sembrando y regalando impresionantemente amor entre los demás, que es lo que a lo largo de toda su vida en la tierra hizo a manos llenas. Evangelio puro, en su vida hay algo clave que lo explica todo: credibilidad. Nunca hizo promesas; hizo, sin más. Y los más desheredados del mundo se fiaban de ella. Es todo un símbolo y un ejemplo supremo en un mundo como el nuestro en el que hay un déficit pavoroso de liderazgo moral, porque falta credibilidad. ¿Quién cree a nuestros políticos, sociólogos, economistas, quién se fía hoy de los que se dicen intelectuales, se consideran líderes, y hasta se descalifican unos a otros llamándose teólogos de pesebre? Les falta credibilidad porque hacen lo contrario de lo que dicen; es decir, exactamente lo contrario de lo que hacía la Madre Teresa, cuyo ingente legado perdura y perdurará siempre.

En una Europa que quiere prohibir hasta que suenen las campanas, porque al parecer molestan -el botellón, la discoteca y la tele no-, en una España aturdida entre guardias civiles asesinados en una guerra tan absurda como todas y una crisis imparable, moral antes que económica, que amenaza con estallar del todo este otoño, conviene detenerse a reflexionar sobre qué panorama educativo -digo educativo- les espera a nuestros hijos en la escuela, o en la universidad; qué principios y valores de referencia se les va a enseñar y qué credibilidad tienen quienes irresponsablemente les lavan el cerebro con ideologías cutres e inservibles, o aprueban leyes que permiten semejante sinsentido.

Échenle un vistazo, por favor, a la viñeta que ilustra este comentario, y feliz nuevo curso para todos.