Hasta en la UCI se pasa el tiempo volando - Alfa y Omega

Cuando me acerco al enfermo de la cama siete de la UCI, su reacción es cerrar los ojos y hacerse el dormido. Le doy las buenas tardes pero me quedo sin respuesta, con lo cual opto por seguir adelante y me paro con las enfermeras. Bajando la voz, una de las auxiliares me dice: «Manolo, mejor que duerma porque vaya un genio y una acritud que tiene Francisco… Podías hablar un rato con él, a ver si se tranquiliza». Por lo que vuelvo a acercarme a su cama.

Tras un saludo a regañadientes, me habla de que no tiene ganas de seguir viviendo porque la vida solo le ha dado tristeza, y que no se la quita porque no tiene valor. Me cuenta episodios de su infancia y, al final, sale su gran dolor: no se habla con una hija desde hace 15 años porque lo acusó de un problema muy grave y me cuenta que, al menos ahora, tiene el apoyo de su mujer y de su hijo, que también le dieron de lado al principio. Me demanda que le diga si su actitud es la correcta y si ha obrado bien, porque lo que dice su hija no era verdad y le arruinó la vida.

Qué duro debe de ser vivir anclado en el pasado, qué dolor produce una herida que no se quiere o no se puede curar. ¿Cómo no van a producir ese dolor, estas heridas físicas en su corazón? Cómo no va a llorar el duelo de su hija viva, si ya la he enterrado, pero su corazón la sigue teniendo presente, y cómo no va a tener esa acritud y esa tristeza tan grande. Sé que hoy, al compartir su pena, en su rostro hay un poco menos de dolor.

En estas elucubraciones mentales estaba, sin darle respuesta a su pregunta porque no era lo que necesitaba ni pedía de verdad su corazón herido. Solo buscaba sacar aquella pena y poder contársela a alguien que le escuchara sin juzgarlo. Por eso, al despedirme, me dio las gracias por la paz que le había dado el poder charlar de lo que llevaba dentro y me dijo que pensaría en esta frase que le dije al final: «Si pudiera borrar todos mis errores del pasado, estaría borrando toda la sabiduría de mi presente».

Me despido de la enfermera auxiliar y me dice que llevo casi horas con él. Miro el reloj y le respondo que, hasta en la UCI, se pasa el tiempo volando.