Círculos sobre ti mismo - Alfa y Omega

Círculos sobre ti mismo

Maica Rivera

Holden Caulfield es un joven internado en un psiquiátrico que a sus 17 años rememora con nostalgia la Navidad pasada, su deambular por la fría Nueva York de posguerra en los años 40, camino a casa tras ser expulsado del colegio en Pensilvania. Pero lo importante no son las peripecias del protagonista sino las sensaciones del autor, genuinas de un frágil estadio vital que, teenagers o no, nacidos o no en el milenio anterior, ninguno de nosotros dejamos de reconocer. Por eso El guardián entre el centeno no es solo un clásico de la literatura americana moderna, es mucho más: novela de culto inmediato y obra iniciática sin caducidad. Caulfield es nuestra adolescencia, entendida como lugar de crisis, de tránsito o de bloqueo en función de la valentía para dar un paso hacia adelante, es decir, hacia el diálogo honesto (con uno mismo, con el resto) y la madurez responsable. Lenguaraz y descarado, Caulfield es la adolescencia en su rebeldía, sarcasmo y audacia naíf. Pero también en su angustia existencial, confusión (la religiosa incluida, que es de chiste), soledad y honda vulnerabilidad. A Caulfield le fastidia tener que irse a la cama sin sueño, odia los dramas de Dickens y desprecia las comedias de Cary Grant, prejuzga a la gente por sus maletas y se jacta de comportarse así como un niñato pero, a la vez, es capaz de confesarnos que le deprime escuchar el eco de una risa en la lejanía de la inhóspita metrópoli y le descoloca sobremanera que su hermana pequeña le quiera proteger de la lluvia.

«¿Sabe por casualidad adónde van, los patos, cuando el agua se hiela?», se plantea constantemente con una enigmática cuestión que nos interpela y retumba más allá del libro, más allá del invierno en Central Park y de cualquier lago. Es la alegoría del niño que se ve sorprendido como hombre por la necesidad íntima de enfrentarse a las grandes preguntas, sobrecogido ante la idea de forjarse en un discernimiento que intuye no exento de dolor. Es la epifanía del despertar a ese mundo adulto del que el protagonista intenta huir en una contrarreloj sin sentido y que a cada página reviste mayor gravedad. Holden Caulfield, el eterno chaval con gorra roja de orejeras, reviste tal fuerza metafórica que trasciende incluso el arquetipo. Encarna un estado espiritual exacerbado por el contexto sociohistórico y la sensibilidad de un autor roto por la guerra, cuya misteriosa misantropía alimenta uno de los grandes mitos literarios de todos los tiempos. En el desembarco de Normandía, J. D. Salinger llevaba encima los seis primeros capítulos de esta obra, confesó que para tener una razón para sobrevivir. A su regreso de la contienda, profundamente herido por dentro, emprendería una búsqueda espiritual sin concesiones.

Lo cierto es que la lectura de El guardián entre el centeno viene asociada tradicionalmente a la colección El libro de bolsillo de Alianza. Pero ahora la editorial da un salto cualitativo con un completo lanzamiento junto a los otros títulos de Salinger (Nueve cuentos, Franny y Zooey y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción), en traducción única de Carmen Criado. A la vez que se anuncia el estreno para mayo de la esperada película Rebelde entre el centeno.

El guardián entre el centeno
Autor:

J. D. Salinger

Editorial:

Alianza editorial