López de Andújar: Lo que he vivido en Getafe - Alfa y Omega

López de Andújar: Lo que he vivido en Getafe

La catedral de Santa María Magdalena acogió el sábado la Misa de despedida de monseñor Joaquín María López de Andújar

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Diócesis de Getafe

«Doy gracias a Dios por los muchos años que me ha concedido el Señor estar con vosotros en esta queridísima diócesis de Getafe», dijo monseñor López de Andújar el sábado en su Misa de despedida como obispo de Getafe. «Os tengo a todos muy dentro del alma, por lo mucho que he recibido de vosotros, y lo mucho que he aprendido», afirmó, para detenerse después en cinco aspectos que muestran a la Virgen como modelo de la Iglesia y que han marcado su ministerio episcopal.

En primer lugar, ha conocido en Getafe una Iglesia oyente de la Palabra, porque «hay mucho deseo de Dios, hay mucha hambre de verdad, hay mucho anhelo de formarse y de conocer la verdad», y este deseo «yo he visto, a lo largo de estos años y en mi trato diario con personas muy diversas, cómo se convertía en muchos en una auténtica peregrinación espiritual».

Además, ha descubierto una Iglesia orante, y en este sentido recordó varios momentos de Adoración, como el de la JMJ con el Papa Benedicto XVI en Cuatro Vientos, «un silencio orante, un silencio de adoración. El silencio de una Iglesia joven reconociendo la presencia de Jesús»; o también otros momentos de oración con familias, niños, monjas de clausura o jóvenes, «comienzo de uno de los muchos caminos de conversión de los que he sido testigo en estos años», como el de un joven que tras uno de estos momentos aseguraba: «Después de ver esto empiezo a pensar que eso de que Dios existe puede ser verdad».

En Getafe ha sido testigo también de una Iglesia fecunda, pues «he visto continuamente la maternidad de la Iglesia en muchos momentos», atendiendo y alentando a padres, enfermos, presos, esposos, jóvenes…, «y he pasado ratos muy felices en el trato con los niños. Los niños van felices a la Iglesia porque allí se ven muy queridos».

Junto a ello, ha visto una Iglesia oferente, como María, modelo de cómo la Iglesia se une a Cristo en el sacrificio eucarístico: «La Eucaristía ha llenado mi vida, me ha empujado constantemente, a pesar de mis debilidades y pecados, a darme y entregarme continuamente a los demás, como pan que se parte y se reparte para que los que el Señor quiso confiarme en esta diócesis se alimenten y tengan vida».

Y por último, «he visto en la diócesis de Getafe una Iglesia vigilante, para que el mal, bajo apariencia de bien, no engañe a sus hijos»; y ha agradecido especialmente la fidelidad de las instituciones diocesanas encargadas de la catequesis, la familia, la enseñanza y la teología, «por su plena comunión con la Iglesia, por su fuerte sentido evangelizador y por su clara postura, sin ambigüedades, frente a ideologías, como la ideología de género, que niegan la verdad sobre Dios y sobre el hombre, destruyen la familia y siembran una cultura de muerte, negando el derecho a vivir de los no nacidos».