Contra el machismo, el Evangelio - Alfa y Omega

Contra el machismo, el Evangelio

Hay en la sociedad una renovada conciencia a favor de la igualdad en derechos y deberes entre mujeres y hombres

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Foto: REUTERS/Chris Helgren

Sorprende que puedan sorprender a algunos las palabras del cardenal Osoro sobre reivindicaciones como la equiparación salarial entre mujeres y hombres, la falta de apoyos a la conciliación o los desequilibrios en las tareas en el hogar. Un discurso similar al del secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, que días antes mostró el «apoyo total» de los obispos a «la reivindicación de la igualdad de la mujer». No entra la jerarquía eclesial –no es su costumbre– a valorar cómo cada cual deba o no sumarse a las distintas movilizaciones de este 8 de marzo. Lo que está claro es que hay en la sociedad una renovada conciencia a favor de la igualdad en derechos y deberes, un movimiento que se puede calificar de esperanzador, sin que ello implique transigir con las reivindicaciones de algunos sectores, básicamente el aborto o incluso cierta sospecha sobre el hombre.

Fue también significativa la alusión del arzobispo de Madrid a la Virgen como modelo de mujer. La invocación a la Madre de Dios conecta con el mensaje liberador del Evangelio y con la más genuina tradición de la Iglesia, que rompe con la sociedad patriarcal del paterfamilias romano y muestra un nuevo modelo igualitario de relación entre los cónyuges, ambos llamados al servicio. En su dimensión pública, María es, para el Papa, un referente de mujer luchadora que, con su predilección por los más débiles, es icono de esa Iglesia pobre y para los pobres que él propugna.

Pero para hablar hoy con credibilidad sobre la mujer la Iglesia debe hacer autocrítica. Así lo ha reconocido Francisco, que no limita la cuestión al acceso a cargos de responsabilidad de unas pocas elegidas, sino que demanda una reflexión a fondo para erradicar todo atisbo de machismo. Hace unos días, L’Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede, publicaba un reportaje sobre religiosas al servicio de cardenales, obispos y sacerdotes, para quienes realizan servicios domésticos en condiciones humillantes. Es un indicador claro de que queda todavía mucho trabajo por hacer. Pero la denuncia pública muestra también que existe una clara voluntad de seguir avanzando en ese camino de purificación evangélica.