Regnum Christi envía a mil misioneros por pueblos de toda España en Semana Santa - Alfa y Omega

Regnum Christi envía a mil misioneros por pueblos de toda España en Semana Santa

Juventud y Familia Misionera cumplen 24 años poniéndose al servicio de párrocos en zonas rurales y dando testimonio de fe

Redacción

127 familias y 326 jóvenes de toda España (960 personas en total) celebrarán una Semana Santa misionera con Regnum Christi, poniéndose al servicio de 29 párrocos en zonas rurales de 11 provincias. Se trata de las iniciativas Juventud y Familia Misionera www.soymisionero.es, que cumple 24 años en España, y que en 2018 lleva por lema «Enciende la luz de Jesús».

Se trata de asistir a párrocos diocesanos con gran carga de trabajo en el momento litúrgico más importante del año, desde el jueves santo hasta el domingo de resurrección. Durante el triduo pascual, estos misioneros ofrecen testimonio de su fe por las calles y las casas, ayudan a preparar los oficios y las celebraciones o visitan a los ancianos y a los enfermos, acompañados de unos 31 sacerdotes legionarios de Cristo y 29 consagradas y consagrados del Regnum Christi.

El principal destino es Murcia, adonde acuden 250 jóvenes de toda España para apoyar en 10 parroquias de Cartagena, Puerto de Mazarrón, Cabezo de Torres y Churra. Otro grupo misionará en pueblos de Segorbe (Castellón), un tercero en Ponferrada y otra unidad de jóvenes de Barcelona lo hará en Solsona (Lérida). Huesca acogerá a 40 adolescentes que apoyarán en pequeños pueblos de la diócesis de Barbastro-Monzón y, por su parte, 127 familias (250 adultos y 326 niños) ayudarán a párrocos en zonas rurales de Asturias, Ávila, Albacete, Castellón, Palencia, Teruel, Cáceres, y León.

Celebración del vía crucis.

Esperados en muchos pueblos

La llegada de estos misioneros es muy esperada en algunos lugares en el que su presencia es ya una constante desde hace varios años, como la Sierra Albarracín. «Al llegar una Semana Santa, había fallecido uno de los lugareños. Su mujer nos dijo que había querido que le enterrasen con la pañoleta de los misioneros», cuenta Pablo Calzado, de Barcelona, que con sus 5 hijos y su mujer lleva participando en estas misiones desde hace 11 años. «Y eso me dice a mí que esto es necesario, que vamos, sembramos, y no sabes hasta dónde ha llegado porque no somos nosotros los que hacemos eso, Dios está ahí, actuando», asegura.

«Me aportan alegría, experiencia de encuentro con Cristo, esfuerzo y sacrificio de desplazarse toda la familia haciendo muchos kilómetros, la comunión entre padres e hijos y la fe en Dios», dice Juan Francisco Soler, párroco en Utrillas, Las Parras de Martín, La Hoz de la Vieja, Maicas y Plou (Teruel). Estas son poblaciones compuestas mayoritariamente por personas mayores, muchos jubilados de las minas de carbón.

Julio Sánchez acude con su mujer y sus 5 hijos a Piloña y Cabranes (Asturias) para apoyar a dos párrocos, Israel y Felipe, que tienen a su cargo más de 17 pueblos: «Los hombres y mujeres de allí nos enseñan el amor a su pueblo y a su cultura», cuenta Julio. «Son generosos, nos acogen y en ese encuentro he aprendido a encontrarme a mí mismo, a ver a Cristo en el prójimo en un contexto fuera del tuyo, en sitios inesperados… Sobre todo, a vivir la fe en comunidad y a crecer en mi amor a Cristo», afirma.

También hay lugares a los que se llega por primera vez. Es el caso de Burgohondo (Ávila). Se embarcan en la aventura 20 familias, muchas de ellas con hijos adolescentes. Miguel Osorio y su mujer son los responsables de unidad: «Salimos de nosotros mismos, dejamos comodidades y planes personales, y buscamos sentirnos y hacer sentir Iglesia», dice. «Nos sentimos llamados a dar testimonio de nuestra fe, y aprender de la fe de otros que no se encontramos en los pueblos. Lo que quiero es que todos tengamos un encuentro con Jesús, personal, y verdadero…».

Un tiempo para el encuentro con Dios

Para los jóvenes que participan en las misiones este es un momento fuerte para encontrarse con Dios. «Llevaba un año y medio con una pequeña crisis existencial, motivada principalmente por mi incapacidad para perdonarme todos los errores que cometía», cuenta Alberto Ranninger, tras haber participado en las misiones en Murcia el año pasado. Durante un rato de adoración, sintió que sus barreras caían y se confesó por primera vez en muchos meses.